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Esdras 8:23 - Biblia Martin Nieto

Ayunamos invocando a nuestro Dios por esto, y él nos atendió.

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Taispeáin Interlinear Bible

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Biblia Reina Valera 1960

Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Así que ayunamos y oramos intensamente para que nuestro Dios nos cuidara, y él oyó nuestra oración.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Ayunamos pues y suplicamos a Dios por esa intención, y él nos escuchó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y Él atendió nuestro ruego.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Ayunamos, pues, e invocamos a nuestro Dios con este fin, y él nos escuchó.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y Él nos fue propicio.

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Esdras 8:23
18 Tagairtí Cros  

Isaac rezó al Señor por su mujer, que era estéril. El Señor le escuchó, y Rebeca quedó encinta.


Pero Joacaz oró al Señor, y el Señor le escuchó, porque vio la opresión con que el rey de Siria oprimía a Israel.


Dios vino en su ayuda contra aquéllos, y los agareos y todos sus aliados cayeron en sus manos, pues en medio del combate invocaron el nombre de Dios, que escuchó su clamor por haber puesto en él su confianza.


Por fin partimos del río Ahavá hacia Jerusalén el día doce del primer mes; nuestro Dios nos protegió durante el viaje, y nos libró de toda violencia de enemigos y saqueadores.


El día veinticuatro de aquel mismo mes, los israelitas, vestidos de saco y cubierta de tierra la cabeza, se congregaron para el ayuno.


'Anda, reúne a todos los judíos de Susa, y ayunad por mi intención. No comáis ni bebáis durante tres días y tres noches. También yo, con mis doncellas, ayunaré. Luego me presentaré al rey, aun contra la ley, y si he de morir, moriré'.


Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes sobre tu propia prudencia.


El Señor herirá a Egipto, pero para sanarlo luego; ellos se convertirán al Señor, que los acogerá y los curará.


Llámame y te responderé, te comunicaré cosas grandes y ocultas, que tú desconoces.


Me dirigí al Señor implorándole con oraciones y súplicas, con ayuno, sayal y ceniza.


Tenía ochenta y cuatro años. Estaba siempre en el templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.


Cornelio respondió: 'Hace cuatro días, justamente a esta misma hora, las tres de la tarde, estaba yo orando en mi casa, cuando se presentó delante de mí un hombre con un vestido resplandeciente,


Allí buscarás al Señor, tu Dios, y le hallarás si le buscas con todo tu corazón y con toda tu alma.