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Isaías 19:22 - Biblia Martin Nieto

22 El Señor herirá a Egipto, pero para sanarlo luego; ellos se convertirán al Señor, que los acogerá y los curará.

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Biblia Reina Valera 1960

22 Y herirá Jehová a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán a Jehová, y les será clemente y los sanará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 El Señor herirá a Egipto, y después lo sanará porque los egipcios se volverán al Señor, y él escuchará sus súplicas y los sanará.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Pues bien, si Yavé ha castigado estrictamente a los egipcios, también los sanará. Se volverán a Yavé, que los atenderá y los consolará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 YHVH herirá a Egipto, lo herirá y lo sanará, Y ellos se convertirán a YHVH, Y Él les será propicio y los sanará.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Yahveh golpeará a los egipcios. Los golpeará, pero los curará; y ellos se convertirán a Yahveh, que se mostrará propicio con ellos y los sanará.

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Isaías 19:22
21 Tagairtí Cros  

'Vuélvete y di a Ezequías, jefe de mi pueblo: Esto dice el Señor, Dios de tu padre David: He escuchado tu oración y he mirado tus lágrimas. Te voy a devolver la salud. Dentro de tres días podrás ir al templo del Señor.


Si vuelves al todopoderoso y te humillas, si alejas de tu tienda la iniquidad,


Porque él hiere y después sana la herida; llaga, y su misma mano cura.


El Faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: 'Rogad al Señor que aleje las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré ir al pueblo para que ofrezca sacrificios al Señor'.


Aquel día el Señor volverá a alzar su mano para rescatar el resto de su pueblo, lo que quede del destierro de Asiria y de Egipto, de Patrós, de Etiopía, de Elán, de Senaar, de Jamat y de las islas.


Aquel día se tocará la gran trompeta, y vendrán los perdidos en el país de Asiria y los dispersos en el país de Egipto; a adorar al Señor en el monte santo, en Jerusalén.


Entonces la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte, como la luz de siete días, el día en que el Señor vende la herida de su pueblo y cure la llaga de sus golpes.


Esto dice el Señor: Las riquezas de Egipto y las ganancias de Etiopía y los sabeos, de elevada estatura, pasarán a ti y serán tuyos, te seguirán encadenados, ante ti se postrarán y te suplicarán: Sólo en ti se encuentra Dios; no hay nadie más, no hay otro dios.


Deje el malvado su camino, y el malhechor sus pensamientos; conviértase al Señor, que tendrá piedad de él; a nuestro Dios, que es generoso en el perdón.


Yo he visto sus caminos, pero le curaré y le aliviaré; le colmaré de consuelos a él y a los que lloran;


Embota el corazón de este pueblo, endurece su oído, ciega sus ojos, de suerte que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni entienda con su corazón, ni se convierta, ni se cure.


Porque esto dice el Señor Dios: Al cabo de cuarenta años recogeré de nuevo a Egipto de entre los pueblos en los que lo había dispersado;


Samaría será castigada porque se ha rebelado contra su Dios. Caerán a espada, sus niños serán estrellados y reventadas sus mujeres encinta.


Sí, volveré a mi lugar hasta que se sientan culpables y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.


En dos días nos dará la vida, al tercero nos levantará y en su presencia viviremos.


Ved ahora que soy yo, / que soy el único, / y que no hay Dios alguno más que yo. / Soy yo el dueño de la muerte y de la vida. / Yo hiero y yo curo. No hay nadie que se libre de mi mano.


Es cierto que todo castigo, en el momento de recibirlo, es desagradable y motivo de disgusto; pero después, en los que se han ejercitado en él, produce frutos de paz y de justicia.


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