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1 Crónicas 5:20 - Biblia Martin Nieto

20 Dios vino en su ayuda contra aquéllos, y los agareos y todos sus aliados cayeron en sus manos, pues en medio del combate invocaron el nombre de Dios, que escuchó su clamor por haber puesto en él su confianza.

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Biblia Reina Valera 1960

20 Y fueron ayudados contra ellos, y los agarenos y todos los que con ellos estaban se rindieron en sus manos; porque clamaron a Dios en la guerra, y les fue favorable, porque esperaron en él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Clamaron a Dios durante la batalla, y él contestó su oración porque confiaron en él. De modo que derrotaron a los agarenos y a todos sus aliados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 y Dios los ayudó contra ellos, de suerte que los agareos y todos los que con ellos estaban fueron derrotados, pues en la batalla clamaron a Dios y les fue propicio, por cuanto confiaban en él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 En medio del combate clamaron a su Dios, y les fue favorable por haber confiado en Él, y los agarenos y todos sus aliados fueron entregados en sus manos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Dios los ayudó contra ellos, y los agarenos y todos los que con ellos estaban cayeron en sus manos; pues clamaron a Dios durante la batalla, y él los escuchó, porque habían confiado en él.

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1 Crónicas 5:20
35 Tagairtí Cros  

Isaac rezó al Señor por su mujer, que era estéril. El Señor le escuchó, y Rebeca quedó encinta.


Gad, una tropa de bandidos le acomete, pero él los ataca por la espalda.


Cuando los jefes de los carros vieron a Josafat, se dijeron: 'Éste es el rey de Israel'. Y fueron contra él y lo atacaron. Josafat entonces lanzó un grito.


Se adueñaron de sus ganados: 50.000 camellos, 250.000 ovejas, 2.000 asnos y 100.000 personas;


como Dios había dirigido el combate, la mayor parte habían muerto en él. Se instalaron en sus territorios hasta que fueron llevados al destierro.


Los de Israel quedaron humillados, mientras que los de Judá cobraron nuevas fuerzas, porque se habían apoyado en el Señor, Dios de sus padres.


Cuando los jefes de los carros vieron a Josafat, se dijeron: 'Este es el rey de Israel'. Fueron contra él y lo atacaron. Josafat entonces lanzó un grito, y el Señor le ayudó y los apartó de él.


Dios nuestro, júzgalos tú, pues nosotros nos sentimos impotentes frente a esta horda ingente que nos asalta. No sabemos qué hacer; nuestros ojos se vuelven a ti'.


Dios lo asistió contra los filisteos, contra los árabes, contra los habitantes de Gur Baal y contra los meunitas.


Suplicó al Señor, y el Señor lo atendió, escuchó su oración y lo reintegró a su reino de Jerusalén. Manasés reconoció que el Señor era el auténtico Dios.


Ayunamos invocando a nuestro Dios por esto, y él nos atendió.


La salvación de los justos viene del Señor, él es su fortaleza en tiempos de peligro;


el Señor los ayuda y los libra, los libra de los malvados y los salva porque en él han buscado su refugio.


Al maestro de coro. Cántico de los hijos de Coré. Según: 'Las vírgenes...'


El Señor es refugio para los oprimidos, su refugio en los tiempos de la angustia.


Cuando Moisés tenía sus brazos alzados vencía Israel, y cuando los bajaba vencía Amalec.


El temer delante de los hombres es un lazo, el que confía en el Señor está seguro.


Sí, te salvaré. No caerás a espada, sino que la salvación de tu vida será tu botín, por haber puesto tu confianza en mí' -dice el Señor-.


Mi Dios ha mandado a su ángel, que ha cerrado la boca de los leones, y no me han hecho ningún mal, porque soy inocente a sus ojos; y tampoco ante ti, oh rey, he cometido falta alguna'.


El Señor es bueno, un refugio en el día de la angustia; él cuida de los que a él se acogen


a fin de que nosotros, los que antes habíamos esperado en Cristo, seamos alabanza de su gloria;


No ha habido un día como aquél ni antes ni después, en el que el Señor haya obedecido a la voz de un hombre. Es que el Señor combatía por Israel.


Josué se apoderó de todos estos reyes y de sus territorios en una sola expedición, porque el Señor, Dios de Israel, combatía por Israel.


Uno solo de entre vosotros podía perseguir a mil, porque el Señor, vuestro Dios, combatía por vosotros, como os lo había prometido.


Saúl envió de nuevo a los mensajeros para visitar a David, con la orden siguiente: 'Traédmelo en la cama para matarle'.


Samuel puso una piedra entre Mispá y Yesaná, y la llamó Ben Ezer, diciendo: 'Hasta aquí nos ha ayudado el Señor'.


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