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2 Samuel 21:3 - Biblia Martin Nieto

David dijo a los gabaonitas: '¿Qué debo yo hacer por vosotros y qué reparación tengo que hacer para que bendigáis la heredad del Señor?'.

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Biblia Reina Valera 1960

Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué haré por vosotros, o qué satisfacción os daré, para que bendigáis la heredad de Jehová?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

David les preguntó: —¿Qué puedo hacer por ustedes? ¿Cómo puedo compensarlos para que ustedes vuelvan a bendecir al pueblo del Señor?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

y les dijo: '¿Qué tenemos que hacer como reparación para que ustedes bendigan la herencia de Yavé?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Dijo pues David a los gabaonitas: ¿Qué puedo hacer por vosotros, y con qué os haré compensación para que bendigáis la heredad de YHVH?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Dijo, pues, David a los gabaonitas: '¿Qué queréis que haga por vosotros? ¿Qué expiación puedo ofrecer para que vosotros bendigáis la heredad de Yahveh?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué haré por vosotros, y con qué haré compensación, para que bendigáis a la heredad de Jehová?

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2 Samuel 21:3
9 Tagairtí Cros  

Nuestra ciudad es de las ciudades pacíficas, fieles e importantes de Israel, y tú intentas destruirla. ¿Por qué quieres destruir la heredad del Señor?'.


Al día siguiente, Moisés dijo al pueblo: 'Habéis cometido un gran pecado. Sin embargo, yo voy a subir al Señor; quizá alcance perdón para vuestro pecado'.


Pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima, para que sea aceptada como expiación en favor suyo.


Luego le dijeron: '¿Qué tenemos que hacer contigo para que el mar se calme?', pues el mar se embravecía cada vez más.


Por lo demás, según la ley, casi todo es purificado con la sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.


Si peca un hombre contra otro hombre, Dios puede intervenir en su favor; pero si un hombre peca contra el Señor, ¿quién intercederá por él?'. Pero ellos no hicieron caso a su padre, porque el Señor había decidido que muriesen.


Y ahora, que el rey, mi señor, se digne escuchar las palabras de su siervo: Si es el Señor quien te excita contra mí, que sea aplacado con una ofrenda; pero si son los hombres, malditos sean del Señor, pues me echan hoy para que no participe en la herencia del Señor, diciendo: Vete a servir a dioses extraños.