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2 Samuel 18:24 - Biblia Martin Nieto

David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela subió a la terraza de la puerta, sobre el muro, alzó la vista, vio a un hombre que venía corriendo solo

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Biblia Reina Valera 1960

Y David estaba sentado entre las dos puertas; y el atalaya había ido al terrado sobre la puerta en el muro, y alzando sus ojos, miró, y vio a uno que corría solo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Mientras David estaba sentado entre las puertas internas y externas de la ciudad, el centinela subió al techo de la entrada de la muralla. Cuando se asomó, vio a un solo hombre que corría hacia ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

David estaba sentado entre las dos puertas y el centinela hacía la ronda por el techo de la puerta encima de las murallas. Levantó la vista y divisó a un hombre que corría solo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y David estaba sentado entre las dos puertas;° y el atalaya había subido al terrado de la puerta en el muro, y alzando sus ojos miró, y he aquí, un hombre que corría solo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela, que había subido a la terraza de la puerta, sobre la muralla, al levantar los ojos, divisó a un hombre que corría solo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Estaba David a la sazón sentado entre las dos puertas; y el atalaya había ido al terrado de sobre la puerta en el muro, y alzando sus ojos, miró, y vio a uno que corría solo.

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2 Samuel 18:24
10 Tagairtí Cros  

Entonces Absalón huyó. El centinela levantó la vista y vio que venía mucha gente por el camino de Bajurín, del lado de la montaña.


Él prosiguió: 'Ocurra lo que ocurra, yo voy corriendo'. Joab le dijo: 'Pues, ¡hala!, corre'. Ajimás corrió por el camino de la llanura y adelantó al cusita.


y se lo anunció al rey. El rey dijo: 'Si viene solo, es que trae buenas noticias'. Mientras él iba acercándose,


El rey les dijo: 'Haré lo que os parezca'. El rey se puso en pie junto a la puerta, mientras salía el ejército por grupos de ciento y de mil.


Levántate, sal y habla al corazón de tus soldados; porque te juro por el Señor que, si no sales, no quedará contigo esta noche ni un solo hombre, y esto sería para ti el mayor de todos los males que hayan venido sobre ti desde tu juventud hasta hoy'.


Cuando llegó, Elí estaba sentado en su silla, al lado de la puerta, a la expectativa, pues su corazón temía por el arca de Dios. El hombre entró en la ciudad para contarlo, y toda la ciudad comenzó a gritar.