Abrahán replicó: 'Soy en verdad muy atrevido insistiendo ante mi Dios, yo, que soy polvo y ceniza.
2 Samuel 14:12 - Biblia Martin Nieto La mujer añadió: 'Permite a tu sierva que diga todavía una palabra a mi señor, el rey'. El rey dijo: 'Habla'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y la mujer dijo: Te ruego que permitas que tu sierva hable una palabra a mi señor el rey. Y él dijo: Habla. Biblia Nueva Traducción Viviente —Por favor, permítame preguntar una cosa más a mi señor el rey —dijo ella. —Adelante, habla —respondió él. Biblia Católica (Latinoamericana) La mujer retomó la palabra diciendo: 'Permítale el señor rey a su sirvienta decir todavía una palabra'. La Biblia Textual 3a Edicion Y la mujer dijo: Permite, te ruego, que tu sierva hable una palabra a mi señor el rey. Y él dijo: Habla. Biblia Serafín de Ausejo 1975 La mujer añadió: 'Permite a tu sierva que diga a mi señor el rey aún una palabra'. Él contestó: 'Habla'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y la mujer dijo: Te ruego que hable tu sierva una palabra a mi señor el rey. Y él dijo: Habla. |
Abrahán replicó: 'Soy en verdad muy atrevido insistiendo ante mi Dios, yo, que soy polvo y ceniza.
Abrahán volvió a decir: 'No se irrite mi Señor. Voy a hablar por última vez. A lo mejor sólo hay diez'. Y el Señor respondió: 'No la destruiré en consideración a esos diez'.
Judá se acercó a él y le dijo: 'Perdón, señor. Permite a tu siervo dirigir una palabra a mi señor, sin que por eso se irrite contra él, porque tú eres en verdad como el Faraón.
Ella dijo: 'Que el rey se digne pronunciar el nombre del Señor, su Dios, para que el vengador de sangre no aumente mi desgracia y no maten a mi hijo'. Él respondió: 'Vive el Señor, que no caerá en tierra ni un pelo de tu hijo'.
Entonces la mujer dijo: '¿Por qué piensas tú de este modo contra el pueblo de Dios? El rey se hace culpable por las palabras que acaba de pronunciar, si no hace que vuelva el que ha huido de él.
Joab fue, y ella le preguntó: '¿Eres tú Joab?'. Él respondió: 'Sí'. Ella le dijo: 'Escucha las palabras de tu sierva'. Él contestó: 'Escucho'.
Muy justo eres tú, Señor, para que yo trate de litigar contigo. No obstante, quiero sólo exponerte un caso: ¿Por qué los malvados prosperan en sus caminos? ¿Por qué viven en paz los traidores?
Agripa dijo a Pablo: 'Tienes permiso para hablar en tu defensa'. Entonces Pablo, con la mano extendida, presentó su defensa:
Se echó a sus pies y dijo: 'Que la culpa recaiga sobre mí, señor. Deja hablar a tu sierva y escucha mis palabras.