El peso del oro que el rey Salomón recibía cada año era de unos veintitrés mil kilos,
1 Reyes 3:13 - Biblia Martin Nieto Añado además lo que no has pedido: riquezas y fama tales que no habrá en tus días rey alguno como tú. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. Biblia Nueva Traducción Viviente Además, te daré lo que no me pediste: riquezas y fama. Ningún otro rey del mundo se comparará a ti por el resto de tu vida. Biblia Católica (Latinoamericana) Y además te daré lo que tú no has pedido: tendrás riquezas y gloria más que ningún otro rey de la tierra durante tu vida. La Biblia Textual 3a Edicion Y también te concedo lo que no has pedido, así riquezas como honores, de modo que no habrá entre los reyes hombre como tú en todos tus días. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y te concedo, además, lo que no me has pedido: riquezas y gloria tales que no habrá ningún rey como tú mientras vivas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. |
El peso del oro que el rey Salomón recibía cada año era de unos veintitrés mil kilos,
El Señor ensalzó grandemente al rey Salomón ante todo el pueblo y le concedió un reinado tan glorioso cual nunca rey alguno había tenido antes de él en Israel.
El rey Salomón superó a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría.
¿No fue éste el pecado de Salomón, rey de Israel? Y eso que entre tantas naciones no había un rey semejante a él: era amado de su Dios, y Dios le había constituido rey de todo Israel; sin embargo, también a él lo arrastraron al pecado las mujeres extranjeras.
En su diestra tiene larga vida, y en su izquierda riquezas y honores.
Sobre tu cabeza pondrá una diadema de gracia, te ceñirá una corona de gloria'.
un hombre a quien Dios ha dado riquezas, hacienda y honores, y a quien nada falta de cuanto pueda desear; pero Dios no le concede disfrutar de eso, sino que es un extraño quien lo disfruta. Esto es vanidad y un cruel sufrimiento.
Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura.
El que no perdonó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará gratuitamente con él todas las cosas?
A aquel que es poderoso para hacer muchísimo más de lo que pedimos o pensamos, en virtud de su poder que actúa en nosotros,