No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria, por tu amor y tu fidelidad.
1 Corintios 3:7 - Biblia Martin Nieto Nada son ni el que planta ni el que riega, sino Dios, que hace crecer. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Biblia Nueva Traducción Viviente No importa quién planta o quién riega; lo importante es que Dios hace crecer la semilla. Biblia Católica (Latinoamericana) De modo que el que planta no es algo, ni tampoco el que riega, sino Dios que hace crecer. La Biblia Textual 3a Edicion Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que está dando el crecimiento. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y así lo que cuenta no es el que planta ni el que riega, sino el que produce el crecimiento: Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, que da el crecimiento. |
No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria, por tu amor y tu fidelidad.
La bondad del Señor, nuestro Dios, esté con nosotros. Haz prosperar la acción de nuestras manos; sí, haz prosperar la acción de nuestras manos.
Nada son todos los pueblos ante él, los considera como el vacío y la nada.
Todos juntos son nada, nulidad son sus obras, aire y vacío sus ídolos.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo en él, da mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada.
Aunque tenga el don de profecía y conozca todos los misterios y toda la ciencia, y aunque tenga tanta fe que traslade las montañas, si no tengo amor, no soy nada.
El que planta y el que riega son lo mismo, y cada uno recibirá la recompensa según su trabajo.
He hecho el tonto, pero vosotros me obligasteis. Pues debíais alabarme, ya que en nada les fui en zaga a los más eximios apóstoles, aunque nada soy.
y las tres me ha respondido: 'Te basta mi gracia, pues mi poder triunfa en la flaqueza'. Con gusto, pues, presumiré de mis flaquezas para que se muestre en mí el poder de Cristo.
Porque si alguno se imagina ser algo, siendo así que es nada, se engaña a sí mismo.