Ahora pues, oh YHVH, Dios de Israel, cumple lo que le prometiste a tu siervo David, mi padre, diciendo: No te faltará varón delante de mí que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino para andar en mi Ley, como tú has andado delante de mí.
Y ocurría que al finalizar los días del festín, Job enviaba por ellos° para purificarlos, y levantándose de madrugada, ofrecía holocaustos por todos ellos, conforme a su número, pues decía Job: Quizás mis hijos han pecado contra ’Elohim y blasfemado en su corazón. Así hacía Job siempre.
Alégrate, oh joven, por tu juventud, Y tome placer tu corazón en los días de tu mocedad. Anda en los caminos de tu corazón, Y tras la vista de tus ojos, Pero ten en cuenta que por todas estas cosas, Te juzgará Ha-’Elohim.
Y sucederá que, cuando se siente sobre el trono de su reino, escribirá para sí una copia de esta Ley en un rollo, en presencia de los sacerdotes levitas.
Solamente esfuérzate y sé muy valiente, cuidando de hacer conforme a toda la Ley que mi siervo Moisés te ordenó. No te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que tengas buen éxito dondequiera que vayas.