Isaac sembró en aquella tierra, y aquel año cosechó el céntuplo, porque le bendijo el Señor.
Mateo 13:8 - Nueva Biblia Española (1975) Otros cayeron en tierra buena y fueron dando grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. Biblia Nueva Traducción Viviente pero otras semillas cayeron en tierra fértil, ¡y produjeron una cosecha que fue treinta, sesenta y hasta cien veces más numerosa de lo que se había sembrado! Biblia Católica (Latinoamericana) Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha, unos el ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno. La Biblia Textual 3a Edicion Pero otras cayeron en tierra buena, y dieron fruto: una, ciertamente a ciento por uno,° otra a sesenta, y otra a treinta por uno. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Otra parte cayó en tierra buena y dio fruto: una al ciento por uno, otra al sesenta, otra al treinta. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas parte cayó en buena tierra y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. |
Isaac sembró en aquella tierra, y aquel año cosechó el céntuplo, porque le bendijo el Señor.
El que recibió la semilla en tierra buena es ese que escucha el mensaje y lo entiende; ése sí da fruto y produce en un caso ciento, en otro sesenta, en otro treinta.
Por fin, los que recibieron la semilla en tierra buena son aquellos que escuchan el mensaje, van haciéndolo suyo y van dando fruto, treinta y sesenta y ciento por uno.
Otros granos cayeron en la tierra buena: fueron dando fruto, brotando y creciendo, y producían uno treinta, uno sesenta, uno ciento.
'Lo de la tierra buena' son los que escuchan, guardan el mensaje en un corazón noble y generoso y dan fruto con su constancia.
Otra parte cayó en tierra buena, brotó y dio fruto al ciento por uno. Dicho esto, exclamó: ¡Quien tenga oídos para oír, que escuche!
En esto se ha manifestado la gloria de mi Padre, en que hayan comenzado a producir mucho fruto por haberse hecho discípulos míos.
Veo claro que en mí, es decir, en mis bajos instintos, no habita nada bueno, porque el querer lo excelente lo tengo a mano, pero el realizarlo no;
colmados de ese fruto de rectitud que viene por Jesús Mesías, para gloria y alabanza de Dios.