Dios le ordenó: No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ya he comprobado que respetas a Dios, porque no me has negado a tu hijo, tu único hijo.
Lucas 7:12 - Nueva Biblia Española (1975) Cuando se acercaba a la entrada del pueblo, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; un gentío considerable del pueblo la acompañaba. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando Jesús llegó a la entrada de la aldea, salía una procesión fúnebre. El joven que había muerto era el único hijo de una viuda, y una gran multitud de la aldea la acompañaba. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando llegó a la puerta del pueblo, sacaban a enterrar a un muerto: era el hijo único de su madre, que era viuda, y mucha gente del pueblo la acompañaba. La Biblia Textual 3a Edicion Y cuando se acercó a la puerta de la ciudad, he aquí estaban sacando a enterrar a un difunto, hijo único de su madre,° siendo ella misma viuda; y una gran multitud de la ciudad estaba con ella. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, se encontró con que llevaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; la acompañaba un grupo numeroso de gente de la ciudad. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual también era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. |
Dios le ordenó: No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ya he comprobado que respetas a Dios, porque no me has negado a tu hijo, tu único hijo.
Dios le dijo: Toma a tu hijo único, a tu querido Isaac, vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré.
Y ahora resulta que toda la familia se ha puesto en contra de tu servidora; dicen que les entregue al homicida para matarlo, para vengar la muerte de su hermano, y acabar así con el heredero. ¡Así me apagarán la última brasa que me queda, y mi marido se quedará sin apellido ni descendencia sobre la tierra!
Ella respondió: ¡Vive el Señor, tu Dios! No tengo pan; sólo me queda un puñado de harina en el jarro y un poco de aceite en la aceitera. Ya ves, estaba recogiendo cuatro astillas: voy a hacer un pan para mí y mi hijo, nos lo comeremos y luego moriremos.
Entonces la mujer dijo a Elías: ¡No quiero nada contigo, profeta! ¿Has venido a mi casa a recordar mis culpas y matarme a mi hijo?
Elías tomó al niño, lo bajó de la habitación y se lo entregó a la madre, diciéndole: Aquí tienes a tu hijo vivo.
Anda, vete a Sarepta de Fenicia a vivir allí; yo mandaré a una viuda que te dé la comida.
El año que viene por estas fechas abrazarás a un hijo. Ella respondió: Por favor, no, señor, no engañes a tu servidora.
El sirviente lo tomó y se lo llevó a su madre; ella lo tuvo en sus rodillas hasta el mediodía, y el niño murió.
recibía la bendición del vagabundo y alegraba el corazón de la viuda;
Sobre la dinastía davídica y los vecinos de Jerusalén derramaré un espíritu de compunción y de pedir perdón. Al mirarme traspasado por ellos mismos, harán duelo como por un hijo único, llorarán como se llora a un primogénito.
Después de esto fue a un pueblo llamado Naín, acompañado de sus discípulos y de mucha gente.
porque su hija única, que tenía unos doce años, se estaba muriendo. Mientras iba de camino la gente lo asfixiaba.
Todos lloraban y hacían duelo; por ella. Pero Jesús dijo: No lloren, que no ha muerto, está dormida.
y muchos judíos del sistema habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por el hermano.
Pedro se fue con ellos. Cuando llegó lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron las viudas mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela cuando vivía.
Pedro la tomó de la mano, la levantó y, llamando a los fieles y a las viudas, se la presentó viva.
Religión pura y sin mancha a los ojos de Dios Padre es ésta: mirar por los huérfanos y las viudas en sus apuros y no dejarse contaminar por el mundo.