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Lucas 6:6 - Nueva Biblia Española (1975)

Otro sábado entró en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía el brazo derecho paralizado.

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Biblia Reina Valera 1960

Aconteció también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Otro día de descanso, un hombre que tenía la mano derecha deforme estaba en la sinagoga mientras Jesús enseñaba.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Otro sábado Jesús había entrado en la sinagoga y enseñaba. Había allí un hombre que tenía paralizada la mano derecha.

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La Biblia Textual 3a Edicion

En otro sábado, que entró° en la sinagoga para enseñar, aconteció que estaba allí un hombre cuya mano° derecha estaba contraída.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Otro sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y había allí un hombre cuya mano derecha estaba seca.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y aconteció también en otro sábado, que Él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha.

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Lucas 6:6
14 Tagairtí Cros  

Cuando el rey oyó lo que gritaba el profeta contra el altar de Betel, extendió el brazo desde el altar, ordenando: ¡Aprésenlo! Pero el brazo extendido contra el profeta se le quedó rígido, sin poder acercarlo al cuerpo,


¡Ay del pastor torpe que abandona el rebaño! Un puñal contra su brazo, contra su ojo derecho: que se le paralice el brazo, que se le ciegue el ojo derecho.


Jesús recorría Galilea entera, enseñando en aquellas sinagogas, proclamando la buena noticia del reino y curando toda dolencia y enfermedad del pueblo.


Un sábado enseñaba en una sinagoga.


y dirigiéndose a los juristas y fariseos, preguntó: ¿Está permitido curar los sábados o no?


Fue a Nazaret, donde se había criado, y, según su costumbre, entró el sábado en la sinagoga y se puso en pie para tener la lectura.


Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente.


Un sábado atravesaba él por unos sembrados; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano.


Y añadió: Dueño del sábado es el hombre.


en ellos yacía una muchedumbre, los enfermos: ciegos, cojos y paralíticos.


Algunos de los fariseos comentaban: Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no guarda el sábado. Otros, en cambio, decían: ¿Cómo puede un hombre, siendo pecador, realizar semejante señales? Y estaban divididos.