Dios mío, Dios mío, ¿por qué me abandonas? No te alcanzan mis clamores ni el rugido de mis palabras;
Levítico 1:15 - Nueva Biblia Española (1975) El sacerdote la llevará al altar y le retorcerá el cuello. La dejará quemarse sobre el altar, después de exprimir la sangre a un lado del mismo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y el sacerdote la ofrecerá sobre el altar, y le quitará la cabeza, y hará que arda en el altar; y su sangre será exprimida sobre la pared del altar. Biblia Nueva Traducción Viviente El sacerdote llevará el ave al altar, le arrancará la cabeza y la quemará sobre el altar; pero primero deberá escurrir la sangre y dejarla correr sobre un costado del altar. Biblia Católica (Latinoamericana) El sacerdote presentará la víctima en el altar, le retorcerá la cabeza y la quemará sobre el altar; la sangre la exprimirá sobre la pared del altar. La Biblia Textual 3a Edicion El sacerdote la acercará al altar, y de una uñada° le cortará la cabeza, la cual dejará consumir sobre el altar. Después exprimirá su sangre sobre la pared del altar, Biblia Serafín de Ausejo 1975 El sacerdote llevará la víctima al altar, le retorcerá el cuello y le arrancará la cabeza, que quemará sobre el altar. Su sangre será exprimida sobre las paredes del altar. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el sacerdote la ofrecerá sobre el altar, y le quitará la cabeza y la quemará sobre el altar; y su sangre será exprimida sobre la pared del altar. |
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me abandonas? No te alcanzan mis clamores ni el rugido de mis palabras;
sálvame de las fauces del león; a este pobre, de los cuernos del búfalo.
El Señor quería triturarlo con el sufrimiento: si entrega su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años y por su medio triunfará el plan del Señor.
Además, la unción con que él los ungió sigue con ustedes y no necesitan otros maestros. No, como esa unción suya, que es realidad, no ilusión, les va enseñando en cada circunstancia aquello mismo que les había enseñado, siguen con él.
Así sucedió. Al día siguiente Gedeón madrugó, retorció la lana, exprimiéndole el rocío, y llenó una cazuela de agua.