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Jonás 4:11 - Nueva Biblia Española (1975)

¿y yo no voy a apiadarme de Nínive, la gran metrópoli, que habitan más de ciento veinte mil hombres que no distinguen la derecha de la izquierda, y muchísimo ganado?

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Biblia Reina Valera 1960

¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Pero Nínive tiene más de ciento veinte mil habitantes que viven en oscuridad espiritual, sin mencionar todos los animales. ¿No debería yo sentir lástima por esta gran ciudad?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¿Cómo, pues, yo no voy a tener lástima de Nínive, la gran ciudad, donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben distinguir el bien y el mal, y gran cantidad de animales?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

¿Y no tendré Yo piedad de Nínive, esta gran metrópoli, donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben distinguir entre su mano derecha y su izquierda, además de muchos animales?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

¿Y no habré de tener yo compasión de Nínive, donde hay más de ciento veinte mil hombres que no saben distinguir entre la derecha y la izquierda, y grandes cantidades de ganado?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no pueden discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y mucho ganado?

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Jonás 4:11
17 Tagairtí Cros  

con todos los animales que los acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra.


haces brotar hierba para los ganados y forraje para las bestias de labor;


tu justicia es como las altas cordilleras, tus juicios son un océano inmenso. Tú, Señor, socorres a hombres y animales,


Entonces, vengan, y litigaremos -dice el Señor-. Aunque sus pecados sean como púrpura, blanquearán como nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán como lana.


Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, se volvió a Nínive, y se quedó allí.


Antes que aprenda el niño a rechazar el mal y escoger el bien, quedará abandonada la tierra de los dos reyes que te hacen temer.


Levántate y vete a Nínive, la gran metrópoli, y proclama en ella que su maldad ha llegado hasta mí.


Vio Dios sus obras y que se habían convertido de su mala vida, y se arrepintió de la catástrofe con que había amenazado a Nínive y no la ejecutó.


El Señor le replicó: Tú te apiadas de un ricino que no te ha costado cultivar, que una noche brota y otra perece,


¿No era tu deber tener también compasión de tu compañero como yo la tuve de ti?


Sus pequeños, que ustedes ya creían botín del enemigo; sus niños, que aún no distinguen el bien del mal, entrarán allí; a ellos se la daré en posesión.