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Ester 4:4 - Nueva Biblia Española (1975)

Las esclavas y los eunucos de Ester fueron a decírselo, y la reina quedó consternada; mandó ropa a Mardoqueo para que se vistiera y se quitara el sayal, pero Mardoqueo no la aceptó.

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Biblia Reina Valera 1960

Y vinieron las doncellas de Ester, y sus eunucos, y se lo dijeron. Entonces la reina tuvo gran dolor, y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio; mas él no los aceptó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando las doncellas y los eunucos de la reina Ester se le acercaron y le contaron lo de Mardoqueo, ella se angustió profundamente. Le envió ropa para reemplazar la tela áspera, pero él la rechazó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Cuando Ester se enteró de todo eso por medio de sus damas y de sus eunucos, quedó horrorizada. Mandó ropa a Mardoqueo para que se la pusiera en vez del saco, pero éste se negó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Cuando las doncellas de Ester y sus eunucos le informaron, la reina se estremeció° en gran manera. Luego envió vestiduras para que se las vistiera Mardoqueo, y se quitara de encima su saco,° pero él no lo aceptó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Las doncellas de Ester y sus eunucos entraron a comunicárselo; y la reina sintió inmensa angustia. Mandó vestidos para que se los pusiera Mardoqueo y se quitara el sayal, pero él no los aceptó.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y vinieron las doncellas de Esther y sus eunucos y se lo dijeron; y la reina tuvo gran dolor, y envió vestiduras para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio de sobre él; mas él no las recibió.

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Ester 4:4
10 Tagairtí Cros  

Todos sus hijos e hijas intentaron consolarlo, pero él rehusó el consuelo, diciendo: De luto por mi hijo bajaré a la tumba. Y su padre lo lloró.


Jehú levantó la vista al balcón y preguntó: ¿Quién se pone de mi parte? ¿Quién? Se asomaron dos o tres eunucos,


Pero cuando los eunucos le transmitieron la orden del rey, la reina Vasti no quiso ir. El rey tuvo un acceso de ira y montó en cólera; '


De provincia en provincia, según se iba publicando el decreto real, todo era un gran duelo» ayuno, llanto y luto para los judíos; muchos se acostaron sobre saco y ceniza.


Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos reales al servicio de la reina, y le mandó ir a Mardoqueo para informarse de lo que pasaba y por qué hacía aquello.


En mi angustia te busco, Señor, Dios mío; de noche rebullen mis manos sin descanso, no se me calma el jadeo;


No diga el extranjero que se ha dado al Señor: 'El Señor me excluirá de su pueblo'. No diga el eunuco: 'Yo soy un árbol seco'.


Así dice el Señor: Oigan, en Rama se escuchan gemidos y llanto amargo: es Raquel que llora inconsolable a sus hijos que ya no viven.


El se puso en camino. En esto apareció un eunuco etíope, ministro de Candaces, reina de Etiopía, intendente del tesoro, que había ido en peregrinación a Jerusalén


De su grano y sus viñas les exigirá diezmos, para dárselos a sus funcionarios y ministros.