Apocalipsis 2:11 - Nueva Biblia Española (1975) Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias. El que salga vencedor no será víctima de la muerte segunda. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte. Biblia Nueva Traducción Viviente »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. Los que salgan vencedores no sufrirán daño de la segunda muerte. Biblia Católica (Latinoamericana) El que tenga oídos, escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias: 'El vencedor no tiene nada que temer de la segunda muerte. La Biblia Textual 3a Edicion El que tiene oído, oiga qué dice el Espíritu a las iglesias. El que venza, no sufrirá daño de la muerte segunda.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las Iglesias. El que venza, no sufrirá daño de la muerte segunda'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere no recibirá daño de la muerte segunda. |
Otra parte cayó en tierra buena, brotó y dio fruto al ciento por uno. Dicho esto, exclamó: ¡Quien tenga oídos para oír, que escuche!
Quién tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias. Al que salga vencedor le daré maná escondido y le daré también una piedra blanca; la piedra lleva escrito un nombre nuevo que sólo sabe el que lo recibe.
Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias. Al que salga vencedor le concederé comer del árbol de la vida, que está en el jardín de Dios.
A la muerte y al abismo los echaron al lago de fuego. El lago de fuego es la segunda muerte.
Dichoso y santo aquel a quien le toca en suerte la primera resurrección, sobre ellos la segunda muerte no tiene poder: serán sacerdotes de Dios y del Mesías y serán reyes con él los mil años.
Quien salga vencedor heredará esto, porque yo seré su Dios y él será mi hijo.
En cambio, a los cobardes, infieles, infames, asesinos, lujuriosos, hechiceros e idólatras y a todos los embusteros les tocará en suerte el lago de azufre ardiendo, que es la segunda muerte.
Al que salga vencedor lo haré columna del santuario de mi Dios y ya no saldrá nunca de él; grabaré en él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que baja del cielo de junto a mi Dios y mi nombre nuevo.
EL que salga vencedor se vestirá de blanco y no borraré su nombre del registro' de los vivos, pues ante mi Padre y sus ángeles reconoceré su nombre.