Haré que traigan agua para que ustedes se laven los pies y descansen bajo el árbol.
2 Samuel 11:8 - Nueva Biblia Española (1975) Luego le dijo: Anda a casa a lavarte los pies. Urías salió de palacio y detrás de él le llevaron un regalo del rey. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real. Biblia Nueva Traducción Viviente Después le dijo a Urías: «Ve a tu casa a descansar». David incluso le envió un regalo a Urías apenas este dejó el palacio. Biblia Católica (Latinoamericana) después dijo a Urías: 'Anda a tu casa, te has ganado el derecho de lavarte los pies'. Apenas salió Urías de la casa del rey, éste despachó detrás de él un presente de su mesa. La Biblia Textual 3a Edicion Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa real, le fue enviado un presente del rey.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Después díjole David a Urías: 'Baja a tu casa y lávate los pies'. Salió Urías del palacio real y tras él salió también un presente de la mesa del rey. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de casa del rey, vino tras de él comida real. |
Haré que traigan agua para que ustedes se laven los pies y descansen bajo el árbol.
Y dijo: Señores míos, pasen a hospedarse a casa de su siervo. Lávense los pies y por la mañana seguirán su camino. Contestaron: No; pasaremos la noche en la plaza.
Y les sacó a Simeón. Después los hizo entrar en casa de José, les dio agua para lavarse los pies y echó de comer a los burros.
José les hacía pasar porciones de su mesa, y la porción de Benjamín era cinco veces mayor. Así bebieron abundantemente con él.
Sálvanos, Señor, que se acaba la lealtad, que desaparece la sinceridad entre los hombres:
¿no lo habría averiguado Dios, él que penetra los secretos del corazón?
su boca es más blanda que la manteca, pero desean la guerra; sus palabras son más suaves que el aceite, pero son puñales:
¡Ay de los que ahondan para esconderle sus planes al Señor! hacen sus obras en la oscuridad, diciendo: '¿Quién nos ve, quién se entera?'.
Pero nada hay encubierto que no deba descubrirse, ni nada escondido que no deba saberse,
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Cuando yo entré en tu casa no me ofreciste agua para los pies; ella, en cambio, me ha regado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con su pelo.
No hay criatura que escape a su mirada, todo está desnudo y vulnerable a sus ojos, y es a ella a quien habremos de dar cuenta.