1 Salmo de David cuando huía de su hijo Absalón 2 Señor, cuán numerosos son mis opresores, cuántos los que se alzan contra mí, 3 cuántos los que dicen de mi vida: 'Ya ni Dios lo salva'. 4 Mas tú, Señor, eres mi escudo, tú eres mi gloria, tú alzas mi cabeza. 5 Mi clamor levanto hacia el Señor, y él me atiende desde su santo monte. 6 Yo me acuesto, me duermo y me despierto: el Señor es mi apoyo. 7 No temo a los hombres sin cuento que por doquier se apostan contra mí. 8 Levántate, Señor; sálvame, Dios mío. Tú das de bofetadas a todos mis enemigos y rompes los dientes a los malhechores. |
Evaristo Martín Nieto©