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Génesis 37:8 - Biblia Version Moderna (1929)

8 Y le dijeron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros? ¿o te enseñorearás tú de nosotros? Y le aborrecieron todavía más a causa de sus sueños y sus palabras.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

8 Le respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Y le aborrecieron aún más a causa de sus sueños y sus palabras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Sus hermanos respondieron: —Así que crees que serás nuestro rey, ¿no es verdad? ¿De veras piensas que reinarás sobre nosotros? Así que lo odiaron aún más debido a sus sueños y a la forma en que los contaba.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Sus hermanos le dijeron: '¿Eso quiere decir acaso que tú vas a reinar sobre nosotros, o que vas a mandarnos?' Y lo aborrrecieron más aún, a causa de sus sueños y de sus interpretaciones.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y le dijeron sus hermanos: ¿Acaso pretendes reinar sobre nosotros, o te enseñorearás tú de nosotros? Y lo odiaron aun más a causa de sus sueños y de sus palabras.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Dijéronle sus hermanos: '¿Es que vas a reinar sobre nosotros o quieres dominarnos?'. Y sus hermanos lo odiaron todavía más por causa de sus sueños y de sus palabras.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Y le respondieron sus hermanos: ¿Has de reinar tú sobre nosotros, o te has de enseñorear sobre nosotros? Y le aborrecieron aún más a causa de sus sueños y de sus palabras.

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Génesis 37:8
19 Σταυροειδείς Αναφορές  

Y Esaú aborreció a Jacob por motivo de la bendición con que le había bendecido su padre; y decía Esaú en su corazón: Se acercan ya los días del duelo por mi padre; entonces mataré a Jacob mi hermano.


Viendo pues sus hermanos que le amaba su padre más que a todos ellos, le odiaban, y no podían hablarle pacíficamente.


Y soñó aún otro sueño, y contólo a sus hermanos, diciendo: He aquí, he soñado otro sueño más; y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban ante mí.


Y le respondieron: No, señor mío, sino que tus siervos han venido a comprar alimentos.


Entonces Judá se llegó a él, y dijo: Óyeme, señor mío: ruégote que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu ira contra tu siervo; porque tú eres como Faraón mismo.


con las bendiciones de tu padre que superan a las bendiciones de las montañas antiquísimas, los codiciados tesoros de los collados eternos: ¡vengan éstas sobre la cabeza de José, y sobre la coronilla del nazareo, separado de entre sus hermanos!


Vinieron también sus hermanos, y cayeron delante de su rostro, y decían: ¡Henos aquí, siervos tuyos!


¡La piedra que desecharon los arquitectos ha venido a ser cabeza del ángulo:


A lo que respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Acaso piensas matarme a mí como mataste al egipcio? Por esto Moisés tuvo miedo, y dijo: ¡Indudablemente se ha divulgado esto!


Sus conciudadanos empero le odiaban: y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.


Mas él mirándolos fijamente, dijo: ¿Pues qué es esto que está escrito:     La piedra que desecharon los edificadores,    ella misma ha venido a ser cabeza del ángulo?


A este Moisés de quien habían renegado diciendo: ¿Quién te constituyo a ti príncipe y juez? a éste mismo envió Dios como príncipe y redentor, por medio del ángel que le apareció en la zarza.


y en las cosas más preciosas de la tierra y su plenitud: en fin, el favor de Aquel que habitó en la zarza venga sobre la cabeza de José, y sobre la coronilla del nazareo, el separado de entre sus hermanos.


¿de cuánto más severo castigo, pensáis, que será tenido por digno aquel que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha estimado como inmunda la sangre del pacto con que había sido consagrado al servicio de Dios, y ha hecho ultraje al Espíritu de gracia?


Pero algunos hijos de Belial decían: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tenían en desprecio, y no le trajeron presente: mas él disimuló, haciendo como que nada oía.


Y escuchaba Eliab, su hermano mayor, en tanto que él hablaba con aquellos hombres; y encendióse la ira de Eliab contra David; y le dijo ¿Para qué has descendido acá? y ¿con quién dejaste aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia, y la malicia de tu corazón; pues para ver la batalla has venido.


E indignóse Saúl en gran manera; y este dicho le disgustó; y dijo: ¡Han atribuído a David los diez miles, y a mí me han atribuído los miles: ya no le falta más que el reino!


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