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Génesis 37:7 - Biblia Version Moderna (1929)

7 He aquí, estábamos atando gavillas en el campo; y he aquí que se levantó mi gavilla, y también se quedó derecha, mientras que vuestras gavillas poniéndosele al rededor, se inclinaban ante mi gavilla.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

7 He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Resulta que estábamos en el campo atando gavillas de grano. De repente, mi gavilla se levantó, y las gavillas de ustedes se juntaron alrededor de la mía, ¡y se inclinaron ante ella!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Estábamos nosotros atando gavillas en medio del campo, cuando sucedió que mi gavilla se levantaba y permanecía derecha. Entonces las gavillas de ustedes la rodearon y se postraron ante la mía.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 He aquí, estábamos atando gavillas en medio del campo, y he aquí, mi gavilla se levantaba y además estaba erguida, y he ahí, vuestras gavillas estaban alrededor y se postraron ante mi gavilla.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Estábamos atando gavillas en medio del campo, cuando he aquí que mi gavilla se levantó y se mantuvo derecha, mientras que las vuestras se ponían a su alrededor y se inclinaban ante ella'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba, y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor, y se inclinaban al mío.

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Génesis 37:7
12 Σταυροειδείς Αναφορές  

¡Sírvante pueblos, y póstrense delante de ti naciones: seas señor de tus hermanos, e inclínense a ti los hijos de tu madre! ¡Los que te maldijeren sean malditos, y benditos los que te bendijeren!


Pues les dijo: Oíd, os ruego, este sueño que he soñado:


Y era José el gobernador de la tierra; era él quien vendía el grano a todo el pueblo de la tierra. Vinieron pues los hermanos de José, y se le postraron rostro a tierra.


Y acordóse José de los sueños que había soñado acerca de ellos, y les dijo: ¡Espías sois; para ver lo indefenso de la tierra habéis venido!


Y cuando vino José a casa, le trajeron dentro de la casa el presente que habían traído consigo; y postráronse delante de él en tierra.


Y ellos respondieron: Está bueno tu siervo nuestro padre, vive todavía; e inclinaron la cabeza y se postraron.


Así vino Judá con sus hermanos a casa de José (pues éste estaba allí todavía), y cayeron a tierra en su presencia.


Entonces Judá se llegó a él, y dijo: Óyeme, señor mío: ruégote que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu ira contra tu siervo; porque tú eres como Faraón mismo.


Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: ¿Tenéis padre, o hermano?


Vinieron también sus hermanos, y cayeron delante de su rostro, y decían: ¡Henos aquí, siervos tuyos!


para que en el nombre de Jesús,  toda rodilla se doble; tanto de lo celestial, como de lo terrenal y de lo infernal;


Y él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia; de la cual él es el principio, el primogénito de entre los muertos; para que en todas las cosas él tenga la preeminencia.


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