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Eclesiastés 2:10 - Biblia Version Moderna (1929)

10 Y nunca negué a mis ojos cosa alguna de cuantas deseaban; no privé a mi corazón de ningún género de placeres, porque mí corazón se alegraba en todas mis labores; y ésta fué la porción que tuve de todo mi trabajo.

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Todo lo que quise lo hice mío; no me negué ningún placer. Hasta descubrí que me daba gran satisfacción trabajar mucho, la recompensa de toda mi labor;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Todo lo que mis ojos deseaban, me lo concedí; no hubo placer del cual me haya privado, pues encontraba mi alegría en todo lo que hacía. Así, al menos recogía el fruto de mi trabajo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Nada de cuanto mis ojos deseaban les negué, ni privé a mi corazón de placer alguno, pues mi corazón gozaba de toda mi labor, y esta era la porción° de todo mi trabajo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Nada rehusé a los deseos de mis ojos. No privé de goce alguno a mi corazón; porque mi corazón disfrutaba en todos mis esfuerzos, y ésa era la paga de todas mis fatigas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo: y esta fue mi porción de toda mi faena.

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Eclesiastés 2:10
21 Σταυροειδείς Αναφορές  

Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era una delicia para los ojos, y árbol deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto, y comió; y dió también a su marido, cuando con ella estaba, y él comió.


que viendo los hijos de Dios que eran hermosas las hijas de los hombres, se tomaron mujeres de entre todas aquellas que escogieron.


HICE pacto con mis ojos; ¿cómo pues había de fijar la mirada en una doncella?


¡Aparta mis ojos para que no vean la vanidad, y vivifícame en tu camino!


Pues comerás del trabajo de tus manos: bienaventurado serás, y bien te irá.


¿Acaso fijarás tu vista con avidez en aquello que no tiene existencia? porque las riquezas ciertamente toman para sí alas, cual águila que vuela hacia el cielo.


¡Regocíjate, oh mancebo, en tu juventud, y alégrete tu corazón en los días de tu mocedad; y anda en los caminos de tu corazón, y en la luz de tus ojos; mas sabe tú que por todas estas cosas Dios te traerá a juicio!


DIJE conmigo mismo: ¡Ven pues, yo te probaré con la vida alegre! ¡goza pues del placer! ¡Mas he aquí que esto también era vanidad!


Pues ¿qué tiene el género humano de todo su afán, y de todos los esfuerzos de su corazón, en que se ha afanado debajo del sol?


No hay pues para el hombre cosa mejor que comer y beber tranquilamente, y hacer que su alma disfruté del bien en su trabajo. Pero esto también he visto que viene de la mano de Dios.


Así pues he visto que no hay cosa mejor que el que el género humano se regocije en sus labores; porque ésta es su porción: pues ¿quién volverá a traer al hombre para que vea aquello que ha de ser después de él?


¶El que ama el dinero nunca se saciará del dinero; ni quien ama la abundancia de los productos del campo. ¡Esto también es vanidad!


Come también en tinieblas todos sus días, y se enfada mucho, y tiene sus pesares y sus enojos.


He aquí lo que he visto yo: Es bueno y propio que el hombre coma y beba tranquilamente, y que disfrute de bien en todo su trabajo con que se afana debajo del sol, el corto numero de los días que le conceda Dios; porque esto es su porción.


es el caso de un hombre a quien Dios le ha dado riquezas y haberes y honra, de modo que no le falta nada de cuanto pueda desear; y con todo, Dios no le concede la facultad de gozar de ello, sino que algún extraño lo disfruta. ¡Vanidad es esto, y pesar muy doloroso!


Lo de que más vale la vista de los ojos que el vago andar del deseo, ¡esto también es vanidad y correr tras el viento!


Por tanto yo alabo la vida regocijada; porque el hombre no tiene debajo del sol cosa mejor que el comer y beber tranquilamente, y alegrarse; y que esto le quede por parte de su trabajo, en los días de su vida que Dios le concediere debajo del sol.


También su amor, así como su odio y su envidia, ya ha mucho que perecieron, ni vuelven ellos a tener parte jamás en nada de lo que sucede debajo del sol.


Goza de la vida con tu mujer, a quien amas, todos los días de tu vida de vanidad que Dios te ha dado debajo del sol; sí, todos tus días de vanidad: porque esto es tu porción en esta vida, y en tu trabajo en que te afanas debajo del sol.


Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la vanagloria de la vida, no procede del Padre, sino que es del mundo.


y subió y se lo declaró a su padre y a su madre, diciendo: A una mujer he visto en Timna, de las hijas de los Filisteos; ahora pues tomádmela por mujer.


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