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Eclesiastés 2:1 - Biblia Version Moderna (1929)

1 DIJE conmigo mismo: ¡Ven pues, yo te probaré con la vida alegre! ¡goza pues del placer! ¡Mas he aquí que esto también era vanidad!

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Περισσότερες εκδόσεις

Biblia Reina Valera 1960

1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Me dije: «Vamos, probemos los placeres. ¡Busquemos “las cosas buenas” de la vida!»; pero descubrí que eso también carecía de sentido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Me dije: '¡Vamos, encontremos la alegría, y que yo pruebe la felicidad!' Pero eso también no es más que un viento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Dije en mi corazón: ¡Ven pues, te probaré con el placer! ¡Prueba la felicidad! Pero he aquí también esto era vanidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Entonces me dije: '¡Voy a probar la alegría, a gustar el placer!'. Pero también eso es vanidad.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás del placer. Mas he aquí esto también era vanidad.

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Eclesiastés 2:1
27 Σταυροειδείς Αναφορές  

¡Vamos, descendamos, y confundamos allí mismo su lengua, de manera que no entienda uno el habla del otro!


Y dijo el rey de Siria: ¡Ea, anda! que yo enviaré una carta al rey de Israel. Partió pues Naamán, llevando consigo diez talentos de plata, y  seis mil siclos de oro, y diez mudas de vestidos.


Dice en su corazón: ¡No seré jamás movido! ¡nunca me hallaré en adversidad!


EL insensato ha dicho en su corazón: ¡No hay Dios! Se han corrompido, hacen obras abominables; no hay quien haga bien.


Cuando dijiste: Buscad mi rostro; mi corazón te dijo: ¡Tu rostro, oh Jehová, buscaré!


Aun en la risa estará triste el corazón, y a su postre, se trueca la alegría en pesadumbre.


¡Regocíjate, oh mancebo, en tu juventud, y alégrete tu corazón en los días de tu mocedad; y anda en los caminos de tu corazón, y en la luz de tus ojos; mas sabe tú que por todas estas cosas Dios te traerá a juicio!


Y nunca negué a mis ojos cosa alguna de cuantas deseaban; no privé a mi corazón de ningún género de placeres, porque mí corazón se alegraba en todas mis labores; y ésta fué la porción que tuve de todo mi trabajo.


Dije entonces en mi corazón: Conforme sucede al insensato, así también a mí me va a suceder; ¿para qué pues me he hecho más sabio que los demás? Luego dije en mi corazón: ¡Esto también es vanidad!


(Pues ¿quién puede comer, ni quién puede gozarse más que yo?)


El corazón de los sabios está en la casa del duelo, y el corazón de los insensatos, en la casa del festín.


Por tanto yo alabo la vida regocijada; porque el hombre no tiene debajo del sol cosa mejor que el comer y beber tranquilamente, y alegrarse; y que esto le quede por parte de su trabajo, en los días de su vida que Dios le concediere debajo del sol.


Ahora pues dejad que os haga saber lo que voy a hacer a mi viña: Quitaré su seto vivo, y será pastada; derribaré su tapia, y será hollada;


¡Mas he aquí, todos vosotros que encendéis fuego, que os cercáis de teas encendidas! ¡andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que habéis encendido! de mi mano recibiréis esto: ¡yaceréis entre dolores!


Jehová el Señor abrió mi oído; y yo no fui rebelde, ni me retraje.


y diré a mi alma: ¡Alma, tienes muchos bienes almacenados para muchos años! ¡descansa! ¡come, bebe, huélgate!


¶Había cierto hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino blanco, y tenía banquetes espléndidos todos los días.


Y entre los muertos alzó sus ojos, estando en los tormentos, y vió a Abraham, de lejos, y a Lázaro en su seno:


¶Porque nosotros también éramos en un tiempo necios, desobedientes, engañados, sirviendo a diversas concupiscencias y placeres, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos los unos a los otros.


¶Ea ahora, los que decís: Hoy o mañana iremos a tal ciudad, y pasaremos allí un año, y negociaremos y medraremos;


¡EA ahora, oh ricos! ¡llorad y aullad a causa de las miserias que están para venir sobre vosotros!


Habéis vivido muellemente sobre la tierra; habéis cebado vuestros corazones, como en un día de degüello.


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