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Daniel 3:24 - Biblia Version Moderna (1929)

24 ¶Entonces el rey Nabucodonosor fué asombrado, y levantóse apresuradamente, y habló, y dijo a sus consejeros: ¿No fueron tres los hombres que echamos atados en medio del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: ¡Verdad es, oh rey!

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Biblia Reina Valera 1960

24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 De pronto, Nabucodonosor, lleno de asombro, se puso de pie de un salto y exclamó a sus asesores: —¿No eran tres los hombres que atamos y arrojamos dentro del horno? —Sí, su majestad, así es —le contestaron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 ¡Pues bien, caminaban en medio de las llamas alabando a Dios y bendiciendo al Señor!

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Entonces el rey Nabucodonosor, estupefacto, se levantó de repente, y preguntó a los de su consejo: ¿No fueron tres los varones que cayeron atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Se paseaban entre las llamas, alabando a Dios y bendiciendo al Señor.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó de prisa, y habló, y dijo a los de su consejo: ¿No echaron tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Es verdad, oh rey.

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Daniel 3:24
18 Σταυροειδείς Αναφορές  

Hizo pues lo que era malo a los ojos de Jehová, a la manera de los de la casa de Acab; porque después de la muerte de su padre, ellos se hicieron consejeros suyos para su perdición.


¡He aquí que existe nuestro Dios, a quien nosotros servimos; él tiene poder para libramos del horno ardiendo en fuego; y de tu mano, oh rey, él nos librará!


Así estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados en medio del horno ardiendo en fuego.


Él entonces respondió, diciendo ¡He aquí, yo veo cuatro hombres, sueltos, paseándose en medio del fuego; y ningún daño han padecido; y el parecer del cuarto es semejante a un hijo de los dioses!


tú mismo eres, oh rey, que has crecido y te has hecho grande: pues tu grandeza ha crecido hasta llegar al cielo, y tu dominio hastalos fines de la tierra.


Por tanto, oh rey, séate mi consejo acepto, y rompe con tus pecados, por medio de justicia, y con tus iniquidades, usando de misericordia para con los pobres; si por acaso pueda haber alguna prolongación de tu tranquilidad.


¡Oye tú, oh rey¡ El Altísimo Dios dió a Nabucodonosor, tu padre, el reino, y la grandeza, y la gloria, y la majestad;


Entonces se le mudaron al rey los colores, y sus pensamientos le aterraron, en términos que las coyunturas de sus lomos se le desencajaban, y sus rodillas se batían la una con la otra.


Mi Dios ha enviado su ángel, y ha cerrado la boca de los leones, de modo que no me han hecho mal alguno; por lo mismo que delante de él la inocencia fué hallada en mí; asimismo delante de ti, oh rey, ningún mal he hecho.


Todos los presidentes del reino, los gobernadores y los sátrapas, los consejeros y los prefectos han tomado el acuerdo de establecer un edicto real, y de hacer un entredicho fortísimo, al efecto que todo aquel que hiciere petición a cualquier dios u hombre, por espacio de treinta días, como no sea a ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.


Y llamando Pedro al postigo de la puerta, llegóse a escuchar una doncella llamada Rode.


al mediodía, ¡oh rey¡ ví en el camino una luz que venía del cielo, más resplandeciente que el sol, brillando en derredor de mí y de los que iban caminando conmigo.


Rey Agripa, ¿crees tú a los profetas? Yo sé que crees.


Y él, temblando y atónito, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo:] Levántate, y entra en la ciudad, y allí  te será dicho lo que debas hacer.


¶Y cuando Saúl vió a David salir al encuentro del filisteo, dijo a Abner, jefe del ejército: ¿Hijo de quién es este mozo, Abner? A lo que respondió Abner: Por vida tuya, oh rey, que no lo sé.


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