Y pasando un poco más adelante, cayó sobre su rostro, y oró, diciendo: ¡Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa! mas no como yo quiero, sino como tú.
Lucas 22:41 - Biblia Version Moderna (1929) Y él se apartó de ellos como un tiro de piedra; y puesto de rodillas, oraba, Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, Biblia Nueva Traducción Viviente Se alejó a una distancia como de un tiro de piedra, se arrodilló y oró: Biblia Católica (Latinoamericana) Después se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, y doblando las rodillas oraba La Biblia Textual 3a Edicion Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces él, como a la fuerza, se arrancó de su lado como a un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Él se apartó de ellos como a un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, |
Y pasando un poco más adelante, cayó sobre su rostro, y oró, diciendo: ¡Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa! mas no como yo quiero, sino como tú.
Y pasando un poco más adelante, cayó en tierra, y oró que, si fuese posible, pasase de él aquella hora.
El fariseo se puso en pie, y oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias que no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni siquiera como este publicano.
Mas el publicano, estando en pie allá lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo; sino que se daba golpes de pecho, diciendo: ¡Dios, ten misericordia de mí, pecador!
Y cuando fueron así cumplidos aquellos siete días, partiendo, nos pusimos en camino, acompañándonos todos ellos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la ribera, oramos,
Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: ¡Señor, no les imputes este pecado! Y cuando hubo dicho esto, durmió.
Mas Pedro, habiéndolas hecho salir a todas, se puso de rodillas y oró; luego, volviéndose hacia el cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos; y viendo a Pedro, se incorporó.
El cual Jesús, en los días de su carne, ofreció oraciones y también súplicas, con vehemente clamor y lágrimas, a aquel que era poderoso para librarle de la muerte; y fué oído y librado de su temor.