¡Sírvante pueblos, y póstrense delante de ti naciones: seas señor de tus hermanos, e inclínense a ti los hijos de tu madre! ¡Los que te maldijeren sean malditos, y benditos los que te bendijeren!
Génesis 37:7 - Biblia Version Moderna (1929) He aquí, estábamos atando gavillas en el campo; y he aquí que se levantó mi gavilla, y también se quedó derecha, mientras que vuestras gavillas poniéndosele al rededor, se inclinaban ante mi gavilla. Περισσότερες εκδόσειςBiblia Reina Valera 1960 He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío. Biblia Nueva Traducción Viviente Resulta que estábamos en el campo atando gavillas de grano. De repente, mi gavilla se levantó, y las gavillas de ustedes se juntaron alrededor de la mía, ¡y se inclinaron ante ella! Biblia Católica (Latinoamericana) Estábamos nosotros atando gavillas en medio del campo, cuando sucedió que mi gavilla se levantaba y permanecía derecha. Entonces las gavillas de ustedes la rodearon y se postraron ante la mía. La Biblia Textual 3a Edicion He aquí, estábamos atando gavillas en medio del campo, y he aquí, mi gavilla se levantaba y además estaba erguida, y he ahí, vuestras gavillas estaban alrededor y se postraron ante mi gavilla. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Estábamos atando gavillas en medio del campo, cuando he aquí que mi gavilla se levantó y se mantuvo derecha, mientras que las vuestras se ponían a su alrededor y se inclinaban ante ella'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba, y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor, y se inclinaban al mío. |
¡Sírvante pueblos, y póstrense delante de ti naciones: seas señor de tus hermanos, e inclínense a ti los hijos de tu madre! ¡Los que te maldijeren sean malditos, y benditos los que te bendijeren!
Y era José el gobernador de la tierra; era él quien vendía el grano a todo el pueblo de la tierra. Vinieron pues los hermanos de José, y se le postraron rostro a tierra.
Y acordóse José de los sueños que había soñado acerca de ellos, y les dijo: ¡Espías sois; para ver lo indefenso de la tierra habéis venido!
Y cuando vino José a casa, le trajeron dentro de la casa el presente que habían traído consigo; y postráronse delante de él en tierra.
Y ellos respondieron: Está bueno tu siervo nuestro padre, vive todavía; e inclinaron la cabeza y se postraron.
Así vino Judá con sus hermanos a casa de José (pues éste estaba allí todavía), y cayeron a tierra en su presencia.
Entonces Judá se llegó a él, y dijo: Óyeme, señor mío: ruégote que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu ira contra tu siervo; porque tú eres como Faraón mismo.
Vinieron también sus hermanos, y cayeron delante de su rostro, y decían: ¡Henos aquí, siervos tuyos!
para que en el nombre de Jesús, toda rodilla se doble; tanto de lo celestial, como de lo terrenal y de lo infernal;
Y él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia; de la cual él es el principio, el primogénito de entre los muertos; para que en todas las cosas él tenga la preeminencia.