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Cantares 8:5 - Biblia Nacar-Colunga

5 Coro. ¿Quién es esta que sube del desierto apoyada sobre su amado? Esposo. Yo te desperté debajo del manzano, allí donde te concibió tu madre, donde te concibió la que te engendró.

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Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

5 ¿Quién es esta que sube del desierto, Recostada sobre su amado? Debajo de un manzano te desperté; Allí tuvo tu madre dolores, Allí tuvo dolores la que te dio a luz.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 ¿Quién es esa que viene majestuosamente desde el desierto recostada sobre su amante? Desperté tus deseos bajo el manzano, donde tu madre te dio a luz, donde con tanto dolor te trajo al mundo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 ¿Quién es esa que sube del desierto apoyada en su amado?

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Coro ¿Quién es la que sube del desierto, Recostada sobre su amado? Él Debajo del manzano te desperté. Allí tuvo los dolores tu madre, Allí tuvo los dolores la que te dio a luz.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 ¿Quién será la que sube del desierto, reclinada en su amado? Te desperté bajo el manzano, donde te concibió tu madre, donde la que te alumbró te había concebido.

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Cantares 8:5
29 Cross References  

El tiene el brazo de carne; pero con nosotros está Yahvé, nuestro Dios, para ayudarnos y combatir nuestros combates.” El pueblo cobró valor con las palabras de Ezequías, rey de Judá.'


pues tú eres mi auxilio, y salto de gozo a la sombra de tus alas.


Mi alma está apegada a ti, y tu diestra me sostiene.


Esposa. a Como manzano entre los árboles silvestres es mi amado entre los mancebos. A su sombra anhelo sentarme, y su fruto es dulce a mi paladar.


Salid, hijas de Sión, a ver al rey Salomón con la diadema de que le coronó su madre el día de sus desposorios, el día de la alegría de su corazón.


En cuanto los había traspasado, hallé al amado de mi alma, Le así para no soltarlo hasta introducirlo en la casa de mi madre, en la alcoba de la que me engendró.


¿Qué es aquello que sube del desierto corno columna de humo, como un vapor de mirra e incienso y de todos los perfumes exquisitos?


Esposo. Ven del Líbano, esposa; ven del Líbano, haz tu entrada. Avanza desde la cumbre del Amana, de las cimas del Sanir y del Hermón, de las guaridas de los leones, de las montañas de los leopardos”


Coro. ¿Quién es esta que se levanta como la aurora, hermosa cual la luna, resplandeciente como el sol, terrible como escuadrones ordenados?


Esposa. ¡Quién me diese que fueses hermano mío, amamantado a los pechos de mi madre, para que al encontrarte en la calle pudiera besarte sin que me despreciaran.


He aquí que confías en el apoyo de esa caña quebrada, en Egipto, que penetra y horada la mano de todo el que se apoya en él; tal es el faraón, rey de Egipto, para todos cuantos en él confían.'


Una voz grita: Abrid camino a Yahvé en el desierto, enderezad en la estepa una calzada a vuestro Dios.


pues he aquí que voy hacer una obra nueva, que ya está germinando; ¿no la conocéis? Ciertamente voy a poner un camino en el desierto, y ríos en la estepa,'


Anda y clama a los oídos de Jerusalén: Así habla Yahvé: Me acuerdo en favor tuyo del afecto de tu adolescencia, del amor de tus desposorios, de tu seguirme en el desierto, tierra donde no se siembra,


(3) En el seno suplantó a su hermano y en su vigor luchó con Dios.


Sus cabezas sentencian por cohecho, sus sacerdotes enseñan por salario, sus profetas adivinan por dinero y se apoyan sobre Yahvé, diciendo: “¿No está entre nosotros Yahvé? ¡No nos sobrevendrá la desventura!”


Uno de ellos, el amado de Jesús, estaba recostado ante el pecho de Jesús.


Así que, hermanos míos, vosotros habéis muerto también a la Ley por el cuerpo de Cristo, para ser de otro, del que resucitó de entre los muertos, a fin de que deis frutos para Dios.


Hijos míos, por quienes sufro de nuevo dolores de parto hasta ver a Cristo formado en vosotros!


los que por El creéis en Dios, que le resucitó de entre los muertos y le dio la gloria de manera que en Dios tengamos nuestra fe y nuestra esperanza.


La Mujer huyó al desierto, en donde tenía un lugar preparado por Dios para que allí la alimentasen durante mil doscientos sesenta días.


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