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Números 30:7 - Versión Biblia Libre

7 y su marido se entera de ello pero no le dice nada inmediatamente, todas las promesas o juramentos que haya hecho se mantendrán.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 si su marido lo oyere, y cuando lo oyere callare a ello, los votos de ella serán firmes, y la obligación con que ligó su alma, firme será.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Si su marido llega a saber de su voto o de su promesa y no se opone el día que se entera, sus votos y sus promesas siguen en pie.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Está también el caso de una mujer que se casa cuando todavía está ligada por un voto o por una promesa que ha hecho imprudentemente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 y su marido oye, y cuando oye se calla, los votos de ella serán firmes, y la obligación que se impuso será firme.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Si cuando se casa está ligada por algún voto u obligada por una palabra que salió por inadvertencia de su boca,

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Números 30:7
7 Referencias Cruzadas  

Dios le dijo a Eva: “Haré que el embarazo sea más penoso, y que dar a luz sea más doloroso. Sin embargo, tendrás deseo por tu esposo y él te gobernará”.


“Además -añadieron las mujeres-, cuando quemábamos incienso a la Reina del Cielo y derramábamos libaciones para adorarla, lo hacíamos sin que nuestros maridos lo supieran, que horneábamos pasteles estampados con su imagen y derramaron libaciones para adorarla”.


“Si una mujer se casa después de haber hecho una promesa solemne o un juramento sin pensarlo


Pero si su marido las rechaza cuando se entera de ello, entonces ninguna de sus promesas o juramentos permanecen válidos y el Señor la liberará de cumplirlos.


Por ejemplo, una mujer casada está sujeta por ley a su esposo mientras él esté vivo, pero si muere, ella queda libre de esta obligación legal con él.


Allí hizo un voto, pidiendo: “Señor Todopoderoso, si tan sólo te fijas en el sufrimiento de tu sierva y te acuerdas de mí, y no me olvidas, sino que me das un hijo, lo dedicaré al Señor durante toda su vida, y ninguna navaja de afeitar tocará su cabeza”.


“Haz lo que creas conveniente”, le respondió su marido Elcana. “Quédate aquí hasta que lo hayas destetado, y que el Señor cumpla lo que ha dicho”. Así que Ana se quedó y amamantó a su hijo hasta que lo destetó.


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