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Mateo 16:8 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

8 Dándose cuenta de lo que pasaba, Jesús dijo: – ¿Qué están discutiendo entre ustedes mismos, hombres de poca fe? ¿De qué no tienen panes?

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Jesús supo lo que hablaban, así que les dijo: «¡Tienen tan poca fe! ¿Por qué discuten los unos con los otros por no tener pan?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Jesús se dio cuenta y les dijo: '¿Por qué se preocupan, hombres de poca fe? ¿Porque no tienen pan?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Sabiéndolo Jesús, dijo: ¿Qué estáis hablando entre vosotros, oh faltos de fe,° de que no tenéis panes?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Al darse cuenta de ello Jesús, dijo: '¡Hombres de poca fe! ¿Por qué estáis comentando entre vosotros que no tenéis pan?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué discutís entre vosotros, hombres de poca fe, que no trajisteis pan?

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Mateo 16:8
9 Referencias Cruzadas  

Al instante Jesús extendió su mano, lo agarró, y le dijo: – ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?


Pero los discípulos razonaban entre ellos mismos diciendo: – El maestro dice eso porque nos olvidamos de los panes.


Si la hierba del campo hoy existe, y mañana ya no existe porque es echada al horno y así mismo Dios la viste, ¿no creen que Dios hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?


Y Jesús les dijo: ¿por qué están temblando de miedo, hombres de poca fe? De inmediato, Jesús se levantó, reprendió a los vientos y al mar y se hizo una gran calma.


Finalmente, mientras estaban sentados a la mesa, Jesús se les apareció a los once discípulos y les reprendió por su incredulidad y la dureza de sus corazones, ya que no creyeron a aquellos que habían dado testimonio de su resurrección.


Ahora entendemos que conoces todas las cosas y no tienes necesidad de que alguien te pregunte; y por esto creemos que procedes de Dios.


No hay nada ni nadie que se pueda esconder de la palabra de Dios; todo está desnudo y expuesto ante sus ojos; es a Él a quien tendremos que rendirle cuentas de nuestra vida.


En cuanto a sus hijos, les enviaré una muerte horrible. Así todas las iglesias sabrán que Yo soy el que escudriña las mentes y los corazones, y a cada uno les retribuiré según sus obras.


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