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Marcos 9:22 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

22 Muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

22 Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 A menudo el espíritu lo arroja al fuego o al agua para matarlo. Ten misericordia de nosotros y ayúdanos si puedes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Le contestó: 'Desde niño. Y muchas veces el espíritu lo lanza al fuego y al agua para matarlo. Por eso, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 y muchas veces hasta lo echaba al fuego y al agua para matarlo.° Pero, si puedes hacer algo, ten° compasión de nosotros y ayúdanos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 y muchas veces también lo arroja al fuego y al agua, para hacerlo perecer. Pero, si tú puedes algo, ten compasión de nosotros y socórrenos'.

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Marcos 9:22
12 Referencias Cruzadas  

En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: ―¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?


Y le dijo: ―Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente. Muchas veces cae en el fuego o en el agua.


Jesús sintió compasión de ellos y les tocó los ojos. Al instante recobraron la vista y lo siguieron.


Un hombre que estaba enfermo de lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. ―Señor, si quieres, puedes sanarme —le dijo.


Cuando entró en la casa, se le acercaron los ciegos, y él les preguntó: ―¿Creen que puedo sanarlos? ―Sí, Señor —le respondieron.


Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: ―Vete a tu casa, a los de tu familia, y diles todo lo que el Señor ha hecho por ti y cómo te ha tenido compasión.


―¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? —le preguntó Jesús al padre. ―Desde que era niño —contestó—.


Jesús le dijo: ―¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible.


Al verla, el Señor sintió compasión de ella y le dijo: ―No llores.


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