Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





Marcos 10:40 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

40 Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí decidirlo. Eso ya está decidido.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

40 pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

40 pero no me corresponde a mí decir quién se sentará a mi derecha o a mi izquierda. Dios preparó esos lugares para quienes él ha escogido.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

40 pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí el concederlo; eso ha sido preparado para otros.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

40 pero el sentarse a mi derecha o izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes° ha sido preparado.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

40 Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo; eso es para aquellos a quienes está reservado'.

Ver Capítulo Copiar




Marcos 10:40
7 Referencias Cruzadas  

Él les respondió: ―A ustedes se les ha permitido conocer los secretos del reino de los cielos; pero a ellos, no.


―Ciertamente beberán de mi copa —les dijo Jesús—, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí decidirlo. Eso ya lo ha decidido mi Padre.


»Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.


Pues tú le has dado autoridad sobre toda persona para que él les dé vida eterna a todos los que le has dado.


»Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean la gloria que me diste porque me has amado desde antes de la creación del mundo.


―No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre —les contestó Jesús—.


Más bien, deseaban una patria mejor, es decir, la del cielo. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos