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Marcos 10:24 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

24 Los discípulos se asombraron de sus palabras. ―Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! —repitió Jesús—.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Los discípulos quedaron asombrados de sus palabras. Pero Jesús volvió a decir: «Queridos hijos, es muy difícil entrar en el reino de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Los discípulos se sorprendieron al oír estas palabras, pero Jesús insistió: 'Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y los discípulos estaban asombrados por sus palabras. Pero retomando la palabra, Jesús les dice: Hijos, ¡Cuán difícil es entrar en el reino de Dios!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Los discípulos quedaron asombrados ante tales palabras. Pero Jesús, replicando de nuevo, les dice: 'Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!

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Marcos 10:24
28 Referencias Cruzadas  

Al oír esto, los discípulos quedaron asombrados y decían: ―En ese caso, ¿quién podrá salvarse?


Todos se quedaron tan asustados que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva, pues lo hace con autoridad! Les da órdenes incluso a los espíritus malignos, y le obedecen».


Jesús miró alrededor y les comentó a sus discípulos: ―¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!


Los fariseos oían todo y se burlaban de Jesús, porque les encantaba el dinero.


»Mis queridos hijos, poco tiempo me queda para estar con ustedes. Me buscarán, y lo que antes les dije a los judíos, ahora se lo digo a ustedes: Adonde yo voy, ustedes no pueden ir.


―Muchachos, ¿tienen algo de comer? —les preguntó Jesús. ―No —respondieron ellos.


Al escucharlo, muchos de sus discípulos dijeron: «Esta enseñanza es muy difícil; ¿quién puede aceptarla?».


Yo los amo como si fueran mis hijos. Me parezco a una madre con dolores de parto, pues seguiré sufriendo hasta que los vea vivir como Cristo.


A los ricos de este mundo, mándales que no sean orgullosos ni pongan su confianza en las riquezas, que son inseguras. Diles que más bien confíen en Dios, que nos da de todo en abundancia para que lo disfrutemos.


A ustedes los considero como hijos muy queridos. Por eso les escribo estas cosas para que no pequen. Pero, si alguno peca, tenemos ante el Padre a un defensor, a Jesucristo, el Justo.


Ustedes, queridos hijos en la fe, pertenecen a Dios y han vencido a esos falsos profetas. Y lo han hecho porque el Espíritu que está en ustedes es más poderoso que el enemigo que está en el mundo.


Queridos hijos en la fe, apártense de los dioses falsos.


Dices: “Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada”. Pero no te das cuenta de cuán infeliz y desdichado, pobre, ciego y desnudo eres tú.


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