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Hechos 5:26 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

26 Fue entonces el capitán con sus guardias y trajo a los apóstoles. Lo hizo sin hacer uso de la fuerza, pues tenían miedo de ser apedreados por la gente.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

26 Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 El capitán fue con los guardias del templo y arrestó a los apóstoles, pero sin violencia, porque tenían miedo de que la gente los apedreara.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 El jefe de la guardia fue con sus ayudantes y los trajeron, pero sin violencia, porque tenían miedo de ser apedreados por el pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Entonces el jefe de la guardia fue con los alguaciles y los condujo sin violencia, porque temían que el pueblo pudiera apedrearlos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Fue entonces el jefe de la guardia con sus hombres y los condujeron, sin violencia, porque temían al pueblo, no fueran a apedrearles.

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Hechos 5:26
13 Referencias Cruzadas  

Herodes quería matarlo, pero le tenía miedo a la gente, porque consideraban a Juan como un profeta.


Pero, si decimos: “humano”…, tememos al pueblo, porque todos consideran que Juan era un profeta».


«Pero no durante la fiesta —decían—, no sea que se amotine el pueblo».


Pero Pedro lo siguió de lejos hasta el patio del sumo sacerdote. Entró y se sentó con los guardias para ver en qué terminaba aquello.


Los maestros de la Ley y los jefes de los sacerdotes se dieron cuenta de que la parábola iba dirigida contra ellos. Así que buscaron la manera de arrestarlo en aquel mismo momento, pero temían al pueblo.


Pero, si decimos: “humano”, todo el pueblo nos apedreará, porque están convencidos de que Juan era un profeta».


Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley buscaban algún modo de acabar con Jesús, porque temían al pueblo.


Este fue a los jefes de los sacerdotes y a los capitanes del Templo para tratar con ellos cómo les entregaría a Jesús.


Después de nuevas amenazas, los dejaron irse. Por causa de la gente, no hallaban manera de castigarlos. Todos alababan a Dios por lo que había sucedido.


Nadie en el pueblo se atrevía a juntarse con ellos, aunque la gente hablaba bien de ellos.


Pero, al llegar los guardias a la cárcel, no los encontraron. Así que volvieron con el siguiente informe:


Al oírlo, el capitán de la guardia del Templo y los jefes de los sacerdotes se quedaron asombrados. Se preguntaban en qué terminaría todo aquello.


En esto, se presentó alguien que les informó: «¡Miren! Los hombres que ustedes metieron en la cárcel están en el Templo y siguen enseñando al pueblo».


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