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Hechos 18:26 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

26 Cuando Priscila y Aquila lo escucharon hablar valientemente en la sinagoga, lo tomaron a su cargo. Ellos le explicaron con mayor claridad todo acerca del mensaje de Dios.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

26 Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Cuando Priscila y Aquila lo escucharon predicar con valentía en la sinagoga, lo llevaron aparte y le explicaron el camino de Dios con aún más precisión.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Hablaba, pues, con mucha convicción en la sinagoga. Al oírlo Aquila y Priscila, lo llevaron consigo y le expusieron con mayor precisión el camino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Y comenzó a hablar osadamente en la sinagoga, pero al oírlo Priscila y Aquila, lo tomaron aparte, y le explicaron el Camino° más exactamente.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Comenzó, pues, a hablar resueltamente en la sinagoga. Cuando Priscila y Áquila le oyeron, se lo llevaron consigo y le expusieron con más detalle el Camino de Dios.

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Hechos 18:26
23 Referencias Cruzadas  

Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño de ninguna manera entrará en él».


El rey contestó: “Les aseguro que a todo el que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.


Entonces les explicó todo lo que se decía de él en las Escrituras. Comenzó por el libro de Moisés y continuó en el libro de los Profetas.


El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.


En todo caso, Pablo y Bernabé pasaron allí bastante tiempo. Hablaban valientemente en el nombre del Señor, quien confirmaba el mensaje de su inmerecido amor. Lo confirmaba haciendo milagros y maravillas por medio de ellos.


Pablo permaneció en Corinto algún tiempo más. Después, se despidió de los creyentes y comenzó el viaje rumbo a Siria. Lo acompañaron Priscila y Aquila. En Cencreas, antes de tomar un barco, Pablo se rapó la cabeza a causa de una promesa hecha a Dios.


Él hablaba con pasión y enseñaba con claridad acerca de Jesús. Alguien le había enseñado acerca del Señor, aunque solo conocía lo referente al bautismo de Juan.


Pablo entró en la sinagoga y habló allí con toda valentía durante tres meses. Discutía acerca del reino de Dios, tratando de convencerlos.


Señalaron un día para reunirse con Pablo, y fueron muchísimos más a la casa donde él estaba prisionero. Desde la mañana hasta la tarde estuvo explicándoles y hablándoles acerca del reino de Dios y tratando de convencerlos de creer en Jesús. En su explicación, Pablo usaba la Ley de Moisés y los libros de los Profetas.


―¿Y cómo voy a entenderlo —contestó— si nadie me lo explica? Así que invitó a Felipe a subir y sentarse con él.


El ojo no puede decirle a la mano: «No te necesito». Ni puede la cabeza decirles a los pies: «No los necesito».


Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes cree que lo sabe todo en este mundo, mejor piense que es un ignorante para que llegue a ser sabio de verdad.


El que cree que sabe algo en realidad no sabe nada.


Por eso, dejemos a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, y avancemos hacia la madurez. No volvamos a verdades elementales, tales como la necesidad de arrepentirse de cosas que llevan a la muerte eterna, para luego creer en Dios.


Más bien, sean cristianos maduros que cada día conocen mejor al Señor y Salvador Jesucristo, y que cada día disfrutan más de su amor inmerecido. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén.


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