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Colosenses 2:12 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

12 Esa circuncisión espiritual la recibieron al ser bautizados; porque en el bautismo participaron de la muerte de Cristo, y fueron sepultados para resucitar a nueva vida. Y todo porque ustedes creyeron en el poder de Dios, quien resucitó a Cristo de entre los muertos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Pues ustedes fueron sepultados con Cristo cuando se bautizaron. Y con él también fueron resucitados para vivir una vida nueva, debido a que confiaron en el gran poder de Dios, quien levantó a Cristo de los muertos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 es el bautismo, en el cual fueron sepultados con Cristo. Y en él fueron luego resucitados por haber creído en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 sepultados juntamente con Él en el bautismo, en el cual también fuisteis resucitados con Él, por medio de la fe en° el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 sepultados juntamente con él en el bautismo, y por cuya acción fuisteis con él resucitados por medio de la fe en la acción de Dios que lo resucitó de entre los muertos.

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Colosenses 2:12
31 Referencias Cruzadas  

Entonces los apóstoles le dijeron al Señor: ―¡Aumenta nuestra fe!


Cuando llegaron, reunieron a la iglesia y le informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos. Les contaron cómo Dios había abierto la puerta de la fe a los no judíos.


Sin embargo, Dios lo resucitó, librándolo de las ataduras de la muerte. ¡Era imposible que la muerte lo mantuviera bajo su dominio!


A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos.


sino también para nosotros. Dios tomará en cuenta nuestra fe y nos verá como justos. Lo hará porque creemos en que él levantó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor.


Así mismo, hermanos en la fe, por medio de la muerte de Cristo, ustedes quedaron libres de la Ley. Pues ahora ustedes pertenecen a Cristo, que fue levantado de entre los muertos. De este modo ahora vivimos para Dios, haciendo el bien.


Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para formar un solo cuerpo —ya seamos judíos o no judíos, esclavos o libres—. A todos se nos hizo compartir un mismo Espíritu.


Pero lo cierto es que Dios resucitó a Cristo. Él ha sido el primero de muchos que resucitarán aunque hayan muerto.


Pues todos los que han sido bautizados al creer en Cristo actúan y viven como Cristo lo hizo.


No merecíamos el amor que nos ha salvado por medio de la fe en Cristo. No es algo que nosotros hubiéramos logrado hacer; ¡es un regalo de Dios!


Le pido además que los llene de fe, para que Cristo viva en sus corazones. Que así como un árbol de raíces profundas se mantiene firme, ustedes se mantengan confiando firmemente en el amor de Dios.


Aunque no lo merezco, Dios me dio un regalo como muestra de su amor y gran poder: me encargó anunciar esta buena noticia.


Solo hay un Señor, una sola fe, un solo bautismo.


Todo lo podemos ver gracias a la luz. Por eso se dice: «Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo».


Pues a ustedes Dios les ha dado no solo el privilegio de creer en Cristo, sino también de sufrir por él.


Para esto trabajo y lucho con la fuerza que el poder de Cristo me da.


Antes de recibir esa circuncisión espiritual, Dios los consideraba muertos, pues vivían pecando. Sin embargo, por medio de su unión con Cristo, Dios les perdonó todos los pecados y les dio vida.


Fijemos la mirada en la meta, que es Jesús, quien nos dio y perfeccionó nuestra fe. Él, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que ella significaba. Y ahora está sentado en el sitio de más honor, al lado derecho del trono de Dios.


Dejemos ya la enseñanza sobre bautismos, el poner las manos sobre otros, la resurrección de los muertos y el juicio eterno.


El agua simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en comprometerse ante Dios en tener una conciencia limpia. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo.


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