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Rut 2:13 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

13 —¡Ojalá siga yo siendo de su agrado, mi señor! —contestó ella—. Usted me ha consolado y me ha hablado con cariño, aunque ni siquiera soy como una de sus criadas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

13 Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 —Espero continuar siendo de su agrado, señor —respondió ella—. Usted me consoló al hablarme con tanta bondad, aunque ni siquiera soy una de sus trabajadoras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Ella replicó: '¡Ojalá me haga merecedora de tanta bondad como la que me has demostrado con tus palabras amables y tranquilizadoras, en circunstancias en que yo no me equiparo ni a la última de tus esclavas!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Y ella dijo: ¡Halle yo gracia a tus ojos, señor mío!, porque en verdad me has consolado, y has hablado al corazón de tu sierva, aunque no sea ni como una de tus criadas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Ella le dijo a su vez: 'Halle yo favor a tus ojos, señor mío, ya que me has consolado y has hablado al corazón de tu sierva, a pesar de no ser yo ni siquiera una de tus criadas'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

13 Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, no siendo yo como una de tus criadas.

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Rut 2:13
15 Referencias Cruzadas  

Cuando los mensajeros regresaron, dijeron a Jacob: «Fuimos a hablar con su hermano Esaú y ahora viene a su encuentro acompañado de cuatrocientos hombres».


—No, por favor —insistió Jacob—; si he logrado que me trates bien, acepta este presente que te ofrezco. Ya que me has recibido tan bien, ¡ver tu rostro es como ver a Dios mismo!


—Está bien —accedió Esaú—, pero permíteme dejarte algunos de mis hombres para que te acompañen. —¿Para qué te vas a molestar? —contestó Jacob—. Lo importante es que me has tratado bien.


—¿Qué significan todas estas manadas que han salido a mi encuentro? —preguntó Esaú. —Intentaba que me trataras bien, mi señor —contestó Jacob.


Pero luego se enamoró de ella y trató de ganarse su afecto.


¡Que el Dios Todopoderoso permita que ese hombre les tenga compasión y deje libre a su otro hermano, y además vuelvan con Benjamín! En cuanto a mí, si he de perder a mis hijos, ¡qué le voy a hacer! ¡Los perderé!


—Bueno —respondió el rey—, todo lo que antes fue de Mefiboset ahora es tuyo. —¡Humildemente me postro ante usted! —exclamó Siba—. ¡Que cuente yo siempre con el favor de mi señor y rey!


El temor del Señor imparte sabiduría; la humildad precede a la honra.


»En aquel día», afirma el Señor, «me llamarás “esposo mío” y no me llamarás más “mi señor”.


No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.


cuando su esposo fue a verla para convencerla de que regresara. Con él llevó a un criado suyo y dos asnos. Ella lo hizo pasar a la casa de su propio padre, quien se alegró mucho de verlo.


¡Que el Señor te recompense por lo que has hecho! Que el Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte, te lo pague con creces.


A la hora de comer, Booz le dijo: —Ven acá. Sírvete pan y moja tu bocado en el vinagre. Cuando Rut se sentó con los segadores, Booz le ofreció grano tostado. Ella comió, quedó satisfecha y hasta le sobró.


—Gracias. Ojalá favorezca usted siempre a esta sierva suya. Con esto, Ana se despidió y se fue a comer. Desde ese momento, su semblante cambió.


Ella se inclinó y, postrándose rostro en tierra, dijo: —Soy la sierva de David y estoy para servirle. Incluso estoy dispuesta a lavarles los pies a sus criados.


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