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Rut 2:12 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

12 ¡Que el Señor te recompense por lo que has hecho! Que el Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte, te lo pague con creces.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

12 Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Que el Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas viniste a refugiarte, te recompense abundantemente por lo que hiciste.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Que Yavé te recompense tus buenas obras y que el Dios de Israel, bajo cuyas alas te has cobijado, te dé el premio que mereces.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Recompense YHVH tu obra y tengas un cumplido galardón de parte de YHVH, el Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Que Yahveh recompense tu acción y que recibas cumplida retribución de Yahveh, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte'.

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Rut 2:12
29 Referencias Cruzadas  

¡cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor! Todo ser humano halla refugio a la sombra de tus alas.


pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. Su verdad será tu escudo y tu baluarte.


A la sombra de tus alas canto de alegría, porque tú eres mi ayuda.


Protégeme como a la niña de tus ojos, escóndeme bajo la sombra de tus alas


Anhelo habitar en tu santuario para siempre y refugiarme debajo de tus alas. Selah


Porque Dios no es injusto como para olvidarse de las obras y del amor que en su nombre ustedes han demostrado sirviendo a los creyentes, como lo siguen haciendo.


Consideró que la deshonra por causa de Cristo era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa.


¿Quién encuentra a su enemigo y le perdona la vida? ¡Que el Señor te recompense por lo bien que me has tratado hoy!


Pero Rut respondió: «¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti! Porque iré adonde tú vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios.


Ten piedad de mí, oh Dios; ten piedad de mí, pues en ti me refugio. A la sombra de tus alas me refugiaré, hasta que haya pasado el peligro.


En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.


Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio. Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados.


»¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!


Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes.


Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.


Que el Señor le conceda hallar misericordia divina en aquel día. Tú conoces muy bien los muchos servicios que me prestó en Éfeso.


»Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa.


Cuentas con una esperanza futura, la cual no será destruida.


El malvado obtiene ganancias ilusorias; el que siembra justicia asegura su recompensa.


Dirá entonces la gente: «Ciertamente los justos son recompensados; ciertamente hay un Dios que juzga en la tierra».


Por ellas queda advertido tu siervo; quien las obedece recibe una gran recompensa.


No dejen que les prive de esta realidad ninguno de esos que presumen fingiendo humildad y adoración de ángeles. Los tales hacen alarde de lo que han visto y, envanecidos por su razonamiento humano,


—Ya me han contado —respondió Booz—, todo lo que has hecho por tu suegra desde que murió tu esposo; cómo dejaste padre y madre, y la tierra donde naciste, y viniste a vivir con un pueblo que antes no conocías.


—¡Ojalá siga yo siendo de su agrado, mi señor! —contestó ella—. Usted me ha consolado y me ha hablado con cariño, aunque ni siquiera soy como una de sus criadas.


Este niño renovará tu vida y te sustentará en la vejez, porque lo ha dado a luz tu nuera, que te ama y es para ti mejor que siete hijos».


Así dice el Señor: «Reprime tu llanto, las lágrimas de tus ojos, pues tus obras tendrán su recompensa: tus hijos volverán del país enemigo», afirma el Señor.


Ahora caigo en cuenta de que tú serás el rey y de que consolidarás el reino de Israel.


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