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Lucas 15:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

20 Así que emprendió el viaje y se fue a su padre. »Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 »Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Se levantó, pues, y se fue donde su padre. Estaba aún lejos, cuando su padre lo vio y sintió compasión; corrió a echarse a su cuello y lo besó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y levantándose, fue a su padre. Y estando él aún distante, su padre lo vio, y corriendo, enternecido, se echó sobre su cuello y lo besó efusivamente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Partió, pues, y volvió a la casa de su padre. Todavía estaba lejos, cuando su padre lo vio venir y, hondamente conmovido, corrió a abrazarse a su cuello y lo besó repetidamente.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, su padre lo vio, y fue movido a misericordia; y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.

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Lucas 15:20
22 Referencias Cruzadas  

Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándole los brazos al cuello, lo abrazó y lo besó. Entonces los dos se pusieron a llorar.


Y abrazó José a su hermano Benjamín y comenzó a llorar. Benjamín a su vez también lloró abrazado a su hermano José.


José hizo que prepararan su carruaje y salió a Gosén para recibir a su padre Israel. Cuando se encontraron, José se fundió con su padre en un abrazo y durante un largo rato lloró sobre su hombro.


Joab fue a comunicárselo al rey. Este mandó llamar a Absalón, quien se presentó ante el rey, hizo una reverencia y se postró rostro en tierra. A su vez, el rey recibió a Absalón con un beso.


Pero tú, Señor, eres Dios compasivo y misericordioso, lento para la ira y grande en amor y fidelidad.


Tú, Señor, eres bueno y perdonador; tu gran amor se derrama sobre todos los que te invocan.


«¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!


He visto sus caminos, pero lo sanaré; lo guiaré y lo colmaré de consuelo. Y a los que lloran por él


¿Acaso no es Efraín mi hijo amado? ¿Acaso no es el niño en quien me deleito? Cada vez que lo reprendo, vuelvo a acordarme de él. Por él mi corazón se conmueve; por él siento mucha compasión», afirma el Señor.


»¿Cómo podría yo entregarte, Efraín? ¿Cómo podría abandonarte, Israel? ¿Cómo puedo entregarte como a Admá? ¿Cómo puedo hacer contigo como con Zeboyín? Dentro de mí, el corazón me da vuelcos, y se me conmueven las entrañas.


Ya no merezco que se me llame tu hijo; trátame como si fuera uno de tus jornaleros”.


El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo”.


En efecto, la promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los que están lejos; es decir, para todos aquellos a quienes el Señor, nuestro Dios, llame.


Todos lloraban inconsolablemente mientras lo abrazaban y lo besaban.


Pero ahora en Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la sangre de Cristo.


Él vino y proclamó paz a ustedes que estaban lejos y paz a los que estaban cerca.


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