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Josué 1:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

8 Recita siempre el libro de la Ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Solamente entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Releerás constantemente este libro de la Ley. Lo meditarás día y noche para que actúes en todo según lo que allí está escrito: de ese modo llevarás a cabo tus proyectos y tendrás éxito.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 No se aparte de tu boca el libro de esta Ley. De día y de noche meditarás° en él, para que cuides de hacer conforme a todo aquello que está en él escrito, porque entonces harás próspero tu camino, y tendrás buen éxito.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Que el libro de esta ley no se aparte de tu boca; medita en él día y noche para que procures actuar conforme a todo lo que en él está escrito, y así prosperarás y tendrás éxito en tus empresas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Este libro de la ley nunca se apartará de tu boca; sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

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Josué 1:8
40 Referencias Cruzadas  

Una tarde, salió a dar un paseo por el campo. De pronto, al levantar la vista, vio que se acercaban unos camellos.


y, mientras vivió Zacarías, quien lo instruyó en el temor de Dios, se empeñó en buscar al Señor. Mientras Uzías buscó a Dios, Dios le dio prosperidad.


En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti.


En tus preceptos medito y pongo mis ojos en tus sendas.


¡Cuánto amo yo tu Ley! Todo el día medito en ella.


Tengo más discernimiento que todos mis maestros, porque medito en tus mandatos.


Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis meditaciones oh Señor, mi roca y mi redentor.


No escondo tu justicia en mi corazón, sino que doy a conocer tu fidelidad y tu salvación. No oculto en la gran asamblea tu gran amor y tu verdad.


Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos.


«En cuanto a mí —dice el Señor—, este es mi pacto con ellos: Mi Espíritu que está sobre ti y mis palabras que he puesto en tus labios, no se apartarán más de ti, ni de tus hijos ni de sus descendientes, desde ahora y para siempre», dice el Señor.


El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal.


enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.


»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.


»Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca.


—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.


¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica.


¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará; y yo también lo amaré y me manifestaré a él.


Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan.


Tomamos su territorio y se lo dimos como herencia a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés.


Ahora, cumplan fielmente las condiciones de este pacto para que prosperen en todo lo que hagan.


¡No! La palabra está muy cerca de ti, la tienes en la boca y en el corazón, para que la obedezcas.


cuando tú, Israel, te presentes ante el Señor tu Dios en el lugar que él habrá de elegir, leerás en voz alta esta ley en presencia de todo Israel.


Moisés terminó de escribir en un libro todas las palabras de esta ley.


Moisés convocó a todo Israel y dijo: Escuchen, israelitas, los estatutos y las leyes que yo les comunico hoy. Apréndanlos y procuren ponerlos en práctica.


¡Ojalá tuvieran un corazón inclinado a temerme y cumplir todos mis mandamientos para que a ellos y a sus hijos siempre les vaya bien!


Tengan, pues, cuidado de hacer lo que el Señor su Dios ha mandado; no se desvíen ni a la derecha ni a la izquierda.


Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón.


»Solo te pido que seas fuerte y muy valiente para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te ordenó. No te apartes de ella ni a derecha ni a izquierda; solo así tendrás éxito dondequiera que vayas.


Luego Josué leyó todas las palabras de la ley, tanto las bendiciones como las maldiciones, según lo que estaba escrito en el libro de la Ley.


»Dichosos los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y para poder entrar por las puertas de la ciudad.


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