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Jeremías 9:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

5 Se engañan unos a otros; no se hablan con la verdad. Han enseñado a sus lenguas a mentir y pecan hasta el cansancio.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

5 Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Todos se engañan y se estafan entre sí; ninguno dice la verdad. Con la lengua, entrenada a fuerza de práctica, dicen mentiras; pecan hasta el cansancio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Viven en la mentira y la mentira les impide conocerme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Cada uno engaña a su compañero, y no habla verdad; Han adiestrado su lengua a la mentira, Y se pervierten hasta el cansancio.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 convertir. ¡Opresión sobre opresión, engaño sobre engaño! Rehúsan conocer a Yahveh.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Y cada uno engaña a su prójimo, y no habla verdad; enseñaron su lengua a hablar mentira, y se afanan por cometer iniquidad.

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Jeremías 9:5
32 Referencias Cruzadas  

Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta.


¿Todo ese discurso nos dejará callados? ¿Te burlarás sin que nadie te reprenda?


Tu maldad pone en acción tu boca; hablas igual que la gente astuta.


Afilan su lengua cual lengua de serpiente; ¡veneno de víbora hay en sus labios! Selah


Para lo malo, das rienda suelta a tu boca; tu lengua está siempre dispuesta al engaño.


Amas más el mal que el bien; prefieres la falsedad a la verdad. Selah


Afilan su lengua como espada y lanzan como flechas palabras ponzoñosas.


Miren al preñado de maldad: concibió iniquidad y parirá mentira.


En los planes del justo hay justicia, pero en los consejos del malvado hay engaño.


Los malvados no duermen si no hacen lo malo; pierden el sueño si no hacen que alguien tropiece.


¡Ay de los que arrastran iniquidad con cuerdas de mentira y el pecado con sogas de carreta!


De tanto andar te cansaste, pero no dijiste: “Hasta aquí llego”. Lograste renovar tus fuerzas; por eso no desmayaste.


Sembraron trigo y cosecharon espinos; ¡de nada valió su esfuerzo! Por causa de la ardiente ira del Señor se avergonzarán de sus cosechas».


Aun tus hermanos, los de tu propia familia, te han traicionado y gritan contra ti. Por más que te digan cosas agradables, no confíes en ellos.


¿Puede el etíope cambiar de piel o el leopardo quitarse sus manchas? ¡Pues tampoco ustedes pueden hacer el bien, acostumbrados como están a hacer el mal!


«Mi pueblo es necio, no me conoce; son hijos insensatos que no tienen entendimiento. Son hábiles para hacer el mal; no saben hacer el bien».


Así dice el Señor de los Ejércitos: «Los anchos muros de Babilonia serán derribados por completo; sus imponentes puertas serán incendiadas. Los pueblos se agotan en vano, y las naciones se fatigan por lo que se desvanece como el humo».


Luego dile: “Así se hundirá Babilonia y nunca más se levantará del desastre que voy a traer sobre ella”». Aquí concluyen las palabras de Jeremías.


Entonces dirás: “Esta es la nación que no ha obedecido la voz del Señor su Dios ni ha aceptado su corrección. La verdad ha muerto, ha sido arrancada de su boca.


«Tensan su lengua como un arco; en el país prevalece la mentira, no la verdad, porque van de mal en peor y a mí no me conocen», afirma el Señor.


Su lengua es una flecha mortífera, su boca solo sabe engañar; hablan cordialmente con su amigo, mientras en su interior le tienden una trampa.


Pero ella frustró todos los esfuerzos; está tan oxidada que ni el fuego la puede purificar.


Los ricos de la ciudad son gente violenta; sus habitantes son gente mentirosa; y sus lenguas hablan con engaño.


«Pueblo mío, ¿qué te he hecho? ¿En qué te he ofendido? ¡Respóndeme!


¿Acaso no ha determinado el Señor de los Ejércitos que el trabajo de los pueblos sea solo leña para el fuego y las naciones se fatiguen por nada?


¿No tenemos todos un solo Padre? ¿No nos creó un solo Dios? ¿Por qué, pues, profanamos el pacto de nuestros antepasados al traicionarnos unos a otros?


Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo.


Tales enseñanzas provienen de embusteros hipócritas, que tienen la conciencia endurecida.


También murió toda aquella generación y surgió otra que no conocía al Señor ni sabía lo que él había hecho por Israel.


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