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Jeremías 4:27 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

27 Así dice el Señor: «Toda la tierra quedará desolada, pero no la destruiré por completo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

27 Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Esto dice el Señor: «La tierra entera será arrasada, pero no la destruiré por completo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Pues bien, así habla Yavé: 'Todo el país será destruido, pero no les daré el golpe de gracia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Porque así dice YHVH: Toda esta tierra será asolada, Pero no la destruiré del todo.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Pues así dice Yahveh: 'Todo el país será un desierto; voy a darle el golpe de gracia'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

27 Porque así dice Jehová: Toda la tierra será asolada; mas no haré consumación.

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Jeremías 4:27
29 Referencias Cruzadas  

Así se cumplió la palabra que el Señor había pronunciado por medio de Jeremías. La tierra disfrutó de su descanso sabático todo el tiempo que estuvo desolada, hasta que se cumplieron setenta años.


Sin embargo, es tal tu compasión que no los destruiste ni abandonaste, porque eres Dios misericordioso y compasivo.


Pero quedarán algunas uvas, como cuando se golpea el olivo y dos o tres aceitunas se quedan en las ramas más altas, y tal vez cuatro o cinco en todas las ramas del árbol», afirma el Señor, el Dios de Israel.


Miren, el Señor arrasa la tierra y la devasta, trastorna su faz y dispersa a sus habitantes.


Así ha dejado desolada su tierra; la ha hecho objeto de burla constante. Todo el que pase por allí meneará atónito la cabeza.


Todo este país quedará reducido a horror y ruina; estas naciones servirán al rey de Babilonia durante setenta años”.


Porque yo estoy contigo para salvarte”, afirma el Señor. “Destruiré por completo a todas las naciones entre las que te había dispersado. Pero a ti no te destruiré del todo, sino que te disciplinaré con justicia; de ninguna manera quedarás impune”.


Un desastre llama a otro desastre; toda mi tierra está devastada. De repente fueron destruidas las cortinas y las tiendas donde habito.


Un león ha salido del matorral, un destructor de naciones se ha puesto en marcha; ha salido de su lugar de origen para desolar tu tierra; tus ciudades quedarán en ruinas y totalmente despobladas.


Por eso se derramó mi ira y se encendió mi furor contra las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, las cuales se convirtieron en ruina hasta el día de hoy”.


Tú, Jacob, siervo mío, no temas, porque yo estoy contigo», afirma el Señor. «Aunque aniquile a todas las naciones por las que te he dispersado, a ti no te aniquilaré. Te corregiré con justicia, pero no te dejaré sin castigo».


«Suban por los surcos de esta viña y arrásenla, pero no acaben con ella. Arránquenle sus ramas, porque no son del Señor.


»Sin embargo, aun en aquellos días no los destruiré por completo», afirma el Señor.


Haré que en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén se apaguen los gritos de alegría, las voces de júbilo y los cánticos del novio y de la novia, porque esta tierra quedará desolada.


«Convertiré a Jerusalén en un montón de ruinas, en una guarida de chacales. Convertiré en ruinas las ciudades de Judá; ¡las dejaré sin habitantes!».


El Señor ha rechazado su altar; ha abandonado su santuario. Ha puesto en manos del enemigo las murallas de sus palacios. ¡Lanzan gritos en la casa del Señor como en día de fiesta!


Mientras yo profetizaba, Pelatías, hijo de Benaías, cayó muerto. Entonces caí rostro en tierra y clamé a gritos: «¡Ay, mi Señor y Dios! ¿Vas a exterminar al remanente de Israel?».


Sin embargo, les tuve compasión y en el desierto no los destruí ni los exterminé.


Convertiré la tierra en un desierto desolado y se acabará el orgullo de su poder. Los montes de Israel quedarán devastados y nadie más pasará por ellos.


Extenderé mi mano contra ellos; convertiré en tierra desolada su país y todo lugar donde habiten, desde el desierto hasta Riblá. ¡Entonces sabrán que yo soy el Señor!”».


convertiré en ruinas sus ciudades y asolaré sus santuarios. No me complaceré más en el aroma de sus ofrendas, que me era grato.


A pesar de todo y, aunque estén en la tierra de sus enemigos, no los rechazaré ni los aborreceré hasta el punto de exterminarlos; tampoco romperé mi pacto con ellos. Yo soy el Señor su Dios.


No los podrán librar ni su plata ni su oro en el día de la ira del Señor. »En el fuego de su celo será toda la tierra consumida; en un instante reducirá a la nada a todos los habitantes de la tierra».


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