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Jeremías 14:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

9 ¿Por qué te comportas como un hombre tomado por sorpresa, como un guerrero impotente para salvar? Señor, tú estás en medio de nosotros y se nos llama por tu nombre; ¡no nos abandones!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

9 ¿Por qué eres como hombre atónito, y como valiente que no puede librar? Sin embargo, tú estás entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado tu nombre; no nos desampares.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 ¿Estás confundido también? ¿Es nuestro guerrero valiente incapaz de salvarnos? Señor, tú estás aquí entre nosotros y somos conocidos como pueblo tuyo. ¡Por favor, no nos abandones ahora!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 ¿Por qué has de ser como un hombre aturdido, como un guerrero que no salva a los suyos? Pues tú estás entre nosotros, Yavé, y sobre nosotros fue invocado tu Nombre: no nos desampares.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 ¿Por qué te muestras como un hombre aturdido, Como héroe incapaz de vencer? Pero Tú, oh YHVH, estás en medio de nosotros, Y sobre nosotros es invocado tu Nombre; ¡No nos desampares!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 ¿Por qué eres como hombre azorado, como guerrero incapaz de salvarse? Tú, Yahveh, estás en medio de nosotros y sobre nosotros se invoca su nombre, ¡No nos abandones!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 ¿Por qué has de ser como un hombre atónito, como un valiente que no puede salvar? Pero tú estás entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado tu nombre; no nos dejes.

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Jeremías 14:9
31 Referencias Cruzadas  

si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.


¿Por qué, Señor, te mantienes distante? ¿Por qué te escondes en momentos de angustia?


No escondas de mí tu rostro; no rechaces, en tu enojo, a este siervo tuyo, porque tú has sido mi ayuda. No me desampares ni me abandones, Dios de mi salvación.


Dios está en ella, la ciudad no caerá; al rayar el alba Dios le brindará su ayuda.


¡Canta y grita de alegría, habitante de Sión, pues es grande, en medio de ti, el Santo de Israel!».


Trae a todo el que sea llamado por mi nombre, al que yo he creado para mi gloria, al que yo hice y formé”».


¡Despierta, brazo del Señor! ¡Despierta y vístete de fuerza! Despierta, como en los días pasados, como en las generaciones de antaño. ¿No fuiste tú el que despedazó a Rahab, el que traspasó a ese monstruo marino?


La mano del Señor no es corta para salvar ni es sordo su oído para oír.


Estamos como si nunca nos hubieras gobernado, como si nunca hubiéramos llevado tu nombre.


Al encontrarme con tus palabras, yo las devoraba; ellas eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque yo llevo tu nombre, Señor Dios de los Ejércitos.


Israel y Judá no han sido abandonados por su Dios, el Señor de los Ejércitos, aunque su tierra está llena de culpa, delante del Santo de Israel.


El clamor de mi pueblo se levanta y viene de una tierra lejana: «¿Acaso no está el Señor en Sión? ¿No está allí su Rey?». «¿Por qué me provocan con sus ídolos, con sus dioses inútiles y extraños?».


¿Por qué siempre nos olvidas? ¿Por qué nos abandonas tanto tiempo?


»La distancia alrededor de la ciudad será de dieciocho mil codos. »Y desde aquel día el nombre de la ciudad será: “El Señor está allí”».


¿Hasta cuándo, Señor, he de pedirte ayuda sin que tú me escuches? ¿Hasta cuándo he de clamar «¡violencia!», sin que tú nos salves?


Yo seré para ella —afirma el Señor—, un muro de fuego y dentro de ella seré su gloria”.


»Así dice el Señor: “Regresaré a Sión y habitaré en Jerusalén. Y Jerusalén será conocida como la Ciudad de la Verdad y el monte del Señor de los Ejércitos, como el Monte de la Santidad”.


El Señor respondió a Moisés: —¿Acaso el poder del Señor es limitado? ¡Pues ahora verás si te cumplo o no mi palabra!


para que busque al Señor el resto de la humanidad, todas las naciones sobre las que se ha invocado mi nombre.


¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo».


Porque el Señor tu Dios anda por tu campamento para protegerte y para entregar a tus enemigos en tus manos. Por eso tu campamento debe ser un lugar santo, porque si él ve algo indecente se apartará de ti.


Todas las naciones de la tierra te temerán al reconocerte como el pueblo del Señor.


Manténganse libres del amor al dinero y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca los dejaré; jamás los abandonaré».


Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está el santuario de Dios! Él habitará en medio de ellos y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios.


Por amor a su gran nombre, el Señor no rechazará a su pueblo; de hecho, él se ha dignado hacerlos a ustedes su propio pueblo.


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