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Jeremías 14:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

3 Los nobles mandan por agua a sus siervos y estos van a las cisternas, pero no la encuentran. Decepcionados y confundidos, vuelven con sus cántaros vacíos y con la cabeza cubierta.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Los nobles enviaron sus criados al agua; vinieron a las lagunas, y no hallaron agua; volvieron con sus vasijas vacías; se avergonzaron, se confundieron, y cubrieron sus cabezas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Los nobles envían a sus sirvientes a buscar agua, pero los pozos están secos. Confundidos y desesperados, los siervos regresan con sus cántaros vacíos, y con sus cabezas cubiertas en señal de dolor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Los ricos mandaron a los pobres a buscar agua;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Los nobles envían a sus criados° por agua, Van a las cisternas, pero no encuentran agua, Y vuelven con los cántaros vacíos, Avergonzados y confusos, cubren sus cabezas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Sus nobles mandan a sus criados por agua: éstos van a los aljibes, pero no la encuentran; vuelven con sus cántaros vacíos. Están avergonzados y confusos y se cubren la cabeza.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Y sus nobles enviaron a sus criados por agua; vinieron a las lagunas y no hallaron agua; se volvieron con sus vasos vacíos; se avergonzaron, se confundieron, y cubrieron sus cabezas.

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Jeremías 14:3
23 Referencias Cruzadas  

David, por su parte, subió al monte de los Olivos llorando, con la cabeza cubierta y los pies descalzos. También todos los que lo acompañaban se cubrieron la cabeza y subieron llorando.


Pero el rey, cubriéndose la cara, seguía gritando a voz en cuello: «¡Ay, Absalón, hijo mío! ¡Ay, Absalón, hijo mío, hijo mío!».


Algún tiempo después, se secó el arroyo porque no había llovido en el país.


»No hagan caso a Ezequías. Así dice el rey de Asiria: “Hagan las paces conmigo y ríndanse. De esta manera cada uno podrá comer de su vid y de su higuera y beber agua de su propio pozo,


Después Mardoqueo volvió a la puerta del rey. Pero Amán regresó triste y apurado a su casa, tapándose la cara.


Se desaniman, a pesar de su confianza; llegan allí y se quedan frustrados.


¡Que mis acusadores queden cubiertos de deshonra, envueltos en un manto de vergüenza!


Que sean avergonzados y confundidos todos los que tratan de matarme. Que retrocedan humillados todos los que desean mi ruina.


El suelo está agrietado, porque no llueve en la tierra. Decepcionados están los agricultores, con la cabeza cubierta.


¿Por qué no cesa mi dolor? ¿Por qué es incurable mi herida? ¿Por qué se resiste a sanar? ¿Serás para mí un arroyo engañoso, de aguas no confiables?


«Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.


Saldrás de allí con las manos en la cabeza, porque el Señor ha rechazado a aquellos en quienes confías, y no prosperarás con ellos.


Pero el Señor está conmigo como un guerrero poderoso; por eso los que me persiguen caerán y no podrán prevalecer, fracasarán y quedarán avergonzados. Eterna será su deshonra; jamás será olvidada.


Por eso se demoraron las lluvias y no llegaron los aguaceros de primavera. Tienes el descaro de una prostituta; ¡no conoces la vergüenza!


Tanta es la sed que tienen los niños que la lengua se les pega al paladar. Piden pan los pequeñuelos, pero nadie se lo da.


De lo contrario, la desnudaré por completo; la dejaré como el día en que nació. La pondré como un desierto: la convertiré en tierra seca y la mataré de sed.


Aun los animales del campo te buscan con ansias, porque se han secado los canales de los ríos y el fuego ha devorado los pastizales de la estepa.


«Yo les retuve la lluvia cuando aún faltaban tres meses para la cosecha. En una ciudad hacía llover, pero en otra no; una parcela recibía lluvia, mientras que otra no y se secó.


Vagando de ciudad en ciudad, iba la gente en busca de agua, pero no calmaba su sed. Con todo, ustedes no se volvieron a mí», afirma el Señor.


Si alguno de los pueblos de la tierra no sube a Jerusalén para adorar al Rey, al Señor de los Ejércitos, tampoco recibirá lluvia.


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