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Jeremías 10:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

6 ¡No hay nadie como tú, Señor! ¡Grande eres tú! ¡Grande y poderoso es tu nombre!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

6 No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 ¡Señor, no hay nadie como tú! Pues eres grande y tu nombre está lleno de poder.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 ¡No hay como tú, Yavé; tú eres grande, y grande es tu Nombre poderoso!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 ¡Oh YHVH, no hay nadie como Tú! ¡Grande eres, y grande es tu Nombre en poder!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Nadie hay como tú, Yahveh; tú eres grande, y grande en potencia es tu nombre.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 No hay nadie como tú, oh Jehová; grande eres tú, y grande es tu nombre en poder.

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Jeremías 10:6
27 Referencias Cruzadas  

»¡Qué grande eres, mi Señor y Dios! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú y que aparte de ti no hay Dios.


»¡Grande es el Señor y digno de alabanza, más temible que todos los dioses!


Luego de examinar la situación, me levanté y dije a los nobles y oficiales, y al resto del pueblo: «¡No les tengan miedo! Acuérdense del Señor, que es grande y temible, y peleen por sus hermanos, por sus hijos e hijas, y por sus esposas y sus hogares».


»Y ahora, Dios nuestro, Dios grande, temible y poderoso, que cumples el pacto y eres fiel, no tengas en poco los sufrimientos que han padecido nuestros reyes, líderes, sacerdotes y profetas, nuestros antepasados y todo tu pueblo, desde los reyes de Asiria hasta hoy.


Grande es el Señor y digno de toda alabanza; su grandeza es insondable.


Excelso es nuestro Señor y grande su poder; su entendimiento es infinito.


Así todo mi ser exclamará: «¿Quién como tú, Señor? Tú libras de los poderosos a los pobres; a los pobres y necesitados libras de aquellos que los explotan».


Grande es el Señor y digno de suprema alabanza; en la ciudad de nuestro Dios está su monte santo.


¡Grande es el Señor y digno de alabanza, más temible que todos los dioses!


¿Quién, Señor, se te compara entre los dioses? ¿Quién se te compara en grandeza y santidad? Tú, Hacedor de maravillas, nos impresionas con tus portentos.


—Mañana mismo —contestó el faraón. —Así se hará —respondió Moisés—, para que reconozcas que no hay ninguno como el Señor nuestro Dios.


Porque esta vez voy a enviar el grueso de mis plagas contra ti, y contra tus funcionarios y tu pueblo, para que sepas que no hay en toda la tierra nadie como yo.


¡Canta y grita de alegría, habitante de Sión, pues es grande, en medio de ti, el Santo de Israel!».


¿Con quién compararán a Dios? ¿Con qué imagen lo representarán?


«¿Con quién, entonces, me compararán ustedes? ¿Quién es igual a mí?», dice el Santo.


»¿Con quién vas a compararme o a quién me vas a igualar? ¿A quién vas a asemejarme para que seamos parecidos?


Recuerden las cosas pasadas, aquellas de antaño; yo soy Dios y no hay ningún otro, yo soy Dios y no hay nadie igual a mí.


La porción de Jacob no es como aquellos, porque él es quien hizo todas las cosas, incluso Israel, el pueblo de su heredad. Su nombre es el Señor de los Ejércitos.


Muestras tu gran amor a multitud de generaciones, pero también castigas la maldad de los padres en sus descendientes. ¡Oh Dios, grande y fuerte; tu nombre es el Señor de los Ejércitos!


¡Cuán grandes son sus señales! ¡Cuán portentosas son sus maravillas! Su reino es un reino eterno; su soberanía permanece de generación en generación.


Pasado ese tiempo yo, Nabucodonosor, elevé los ojos al cielo y recobré el juicio. Entonces alabé al Altísimo; honré y glorifiqué al que vive para siempre: Su dominio es eterno; su reino permanece para siempre.


Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, grande es mi nombre entre las naciones. En todo lugar se ofrece incienso y ofrendas puras a mi nombre, porque grande es mi nombre entre las naciones —dice el Señor de los Ejércitos—.


para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos.


Su roca no es como nuestra Roca. ¡Aun nuestros enemigos lo reconocen!


»No hay nadie como el Dios de Jesurún, que para ayudarte cabalga en los cielos, entre las nubes, con toda su majestad.


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