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Génesis 20:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

16 Mientras a Sara le dijo: —He dado a tu hermano mil piezas de plata, que servirán de compensación por todo lo que te ha pasado; así todos sabrán que eres inocente.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

16 Y a Sara dijo: He aquí he dado mil monedas de plata a tu hermano; mira que él te es como un velo para los ojos de todos los que están contigo, y para con todos; así fue vindicada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Y le dijo a Sara: —Mira, le entrego a tu “hermano” mil piezas de plata en presencia de todos estos testigos, para compensarte por cualquier daño que pudiera haberte causado. Esto resolverá todo reclamo contra mí, y tu reputación quedará limpia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Y a Sara le dijo: 'Le he dado a tu hermano mil monedas de plata, que serán para ti como un velo que tiendas ante los ojos de todos los que están contigo, y así nadie pensará mal de ti.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Y dijo a Sara: Fíjate, doy a tu hermano mil piezas de plata. Mira, esto será para ti como un velo para los ojos° ante todos los que están contigo. Así ante todos quedas vindicada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Y a Sara le dijo: 'He entregado mil siclos de plata a tu hermano, lo que será para ti un velo sobre los ojos de los que están contigo, y así tú quedarás justificada plenamente'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Y a Sara dijo: He aquí he dado mil piezas de plata a tu hermano; mira que él te es como velo de ojos para todos los que están contigo, y para con todos: así fue reprendida.

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Génesis 20:16
11 Referencias Cruzadas  

Entonces Abraham oró a Dios y Dios sanó a Abimélec; además, permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos,


Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto con la conciencia tranquila y con las manos limpias.


y preguntó al criado: —¿Quién es ese hombre que viene por el campo a nuestro encuentro? —Es mi amo —contestó el criado. Entonces ella tomó el velo y se cubrió.


Por eso Abimélec envió esta orden a todo el pueblo: —Si alguien molesta a este hombre o a su esposa, será condenado a muerte.


El que ama la disciplina ama el conocimiento, pero el que la aborrece es un necio.


Como anillo o collar de oro fino son los regaños del sabio en oídos atentos.


Más vale ser reprendido con franqueza que ser amado en secreto.


El capitán del barco se le acercó y dijo: —¿Cómo puedes estar durmiendo? ¡Levántate! ¡Clama a tu Dios! Quizá tenga piedad de nosotros y no perezcamos.


»Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.


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