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Gálatas 4:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

6 Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba! ¡Padre!».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 y debido a que somos sus hijos, Dios envió al Espíritu de su Hijo a nuestro corazón, el cual nos impulsa a exclamar «Abba, Padre».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Ustedes ahora son hijos, por lo cual Dios ha mandado a nuestros corazones el Espíritu de su propio Hijo que clama al Padre: ¡Abbá!, o sea: ¡Papá!

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo a nuestros° corazones, el cual clama: ¡Abba! (Padre).

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Y prueba de que sois hijos es que Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ¡ Abbá, Padre!

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Gálatas 4:6
30 Referencias Cruzadas  

»Yo mismo dije: »“¡Cómo quisiera tratarte como a un hijo y darte una tierra deliciosa, la heredad más hermosa de las naciones!”. Yo creía que me llamarías “Padre mío” y que nunca dejarías de seguirme.


No hace mucho me llamabas: “Padre mío, amigo de mi juventud,


Decía: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».


Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!


Él les dijo: —Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino.


Y yo pediré al Padre y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre:


»Cuando venga el Consolador que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí.


Pero digo la verdad: les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré.


El enviado de Dios comunica el mensaje divino, pues Dios mismo le da su Espíritu sin restricción.


Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.


Cuando llegaron cerca de Misia, intentaron pasar a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.


Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.


Sin embargo, ustedes no viven según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.


Así está escrito: «El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente»; el último Adán, en el Espíritu que da vida.


nos selló como propiedad suya y puso su Espíritu en nuestro corazón como garantía de sus promesas.


Ahora bien, el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.


En él también ustedes, cuando oyeron el mensaje de la verdad, el evangelio que les trajo la salvación, y lo creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido.


Pues por medio de él tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu.


No agravien al Espíritu Santo de Dios con el que fueron sellados para el día de la redención.


Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alertas y perseveren en oración por todos los creyentes.


porque sé que, gracias a las oraciones de ustedes y a la ayuda que me da el Espíritu de Jesucristo, todo esto resultará en mi liberación.


por tanto, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre, sino a Dios, quien da a ustedes su Espíritu Santo.


Querían descubrir a qué tiempo y a cuáles circunstancias se refería el Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, cuando testificó de antemano acerca de los sufrimientos de Cristo y de las glorias que vendrían después de estos.


Pero ustedes, queridos hermanos, edificándose sobre la base de su santísima fe y orando en el Espíritu Santo,


Me postré a sus pies para adorarlo. Pero él me dijo: «¡No, cuidado! Soy un siervo como tú y como tus hermanos que se mantienen fieles al testimonio de Jesús. ¡Adora solo a Dios! El testimonio de Jesús es el espíritu que inspira la profecía».


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