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Éxodo 14:25 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

25 hizo que las ruedas de sus carros se atascaran, de modo que se les hacía muy difícil avanzar. Entonces exclamaron los egipcios: «¡Alejémonos de los israelitas, pues el Señor está peleando por ellos y contra nosotros!».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

25 y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Torció las ruedas de los carros para que les resultara difícil manejarlos. «¡Salgamos de aquí, alejémonos de los israelitas! —gritaban los egipcios—. ¡El Señor está luchando por ellos en contra de Egipto!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Atascó las ruedas de sus carros, que no podían avanzar sino con gran dificultad. Entonces los egipcios dijeron: 'Huyamos de Israel, porque Yavé pelea con ellos contra nosotros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 torciendo las ruedas de sus carros, de modo que los conducían con dificultad, por lo que los egipcios dijeron: ¡Huyamos de delante de Israel, porque YHVH pelea por ellos contra los egipcios!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Atascó las ruedas de sus carros, de modo que avanzaran muy lentamente. Dijéronse entonces los egipcios: 'Huyamos ante Israel porque Yahveh pelea por ellos contra Egipto'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

25 Y les quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios.

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Éxodo 14:25
26 Referencias Cruzadas  

Al oír las naciones de la tierra cómo el Señor había peleado contra los enemigos de Israel, el temor de Dios se apoderó de ellas.


Luego de examinar la situación, me levanté y dije a los nobles y oficiales, y al resto del pueblo: «¡No les tengan miedo! Acuérdense del Señor, que es grande y temible, y peleen por sus hermanos, por sus hijos e hijas, y por sus esposas y sus hogares».


Cuando todos nuestros enemigos se enteraron de esto, las naciones vecinas se sintieron atemorizadas y humilladas, pues reconocieron que ese trabajo se había hecho con la ayuda de nuestro Dios.


A la vista de ellos abriste el mar, y lo cruzaron sobre terreno seco. Pero arrojaste a sus perseguidores en lo más profundo del mar, como piedra en aguas impetuosas.


Pero los ojos de los malvados se apagarán; no tendrán escapatoria. ¡Su esperanza es exhalar el último suspiro!».


Aunque huya de las armas de hierro, una flecha de bronce lo atravesará.


Se lanza contra ellos sin clemencia, mientras ellos tratan de huir de su poder.


Ataca, Señor, a los que me atacan; combate a los que me combaten.


Ha puesto fin a las guerras en todos los confines de la tierra; ha quebrado los arcos, ha destrozado las lanzas, ha arrojado los carros al fuego.


«Van huyendo los reyes y sus tropas; en las casas, las mujeres se reparten el botín:


Cuando tú, Dios de Jacob, los reprendiste, jinetes y corceles quedaron aturdidos.


Ustedes quédense quietos, que el Señor presentará batalla por ustedes.


Y cuando me haya cubierto de gloria a costa del faraón, sus carros y jinetes, los egipcios sabrán que yo soy el Señor».


Yo, por mi parte, endureceré el corazón del faraón para que los persiga. Voy a cubrirme de gloria a costa del faraón y de todo su ejército. ¡Y los egipcios sabrán que yo soy el Señor!». Así lo hicieron los israelitas.


El Señor es un guerrero; su nombre es el Señor.


Porque así me dice el Señor: «Como león que gruñe sobre la presa cuando contra él se reúne toda una cuadrilla de pastores; como cachorro de león que no se asusta por sus gritos ni se inquieta por su tumulto, así también el Señor de los Ejércitos descenderá para combatir sobre el monte Sión, sobre su cumbre.


Contigo destrozo jinetes y caballos; contigo destrozo carros de guerra y sus conductores.


Por eso yo prenderé fuego a los muros de Rabá que consumirá sus fortalezas entre gritos de guerra en el día de la batalla, y en el rugir de la tormenta en un día de tempestad.


Será como cuando alguien huye de un león y se le viene encima un oso, o como cuando al llegar a su casa, apoya la mano en la pared y lo muerde una serpiente.


Vi al Señor de pie junto al altar y él dijo: «Golpea los capiteles de las columnas para que se estremezcan los umbrales y caigan en pedazos sobre sus cabezas. A los que queden los mataré a espada. Ni uno solo escapará, ninguno saldrá con vida.


El Señor su Dios marcha al frente y peleará por ustedes, como vieron que lo hizo en Egipto


No les tengan miedo, que el Señor su Dios pelea por ustedes».


Su roca no es como nuestra Roca. ¡Aun nuestros enemigos lo reconocen!


Nunca antes ni después ha habido un día como aquel; fue el día en que el Señor escuchó los ruegos de un ser humano. ¡No cabe duda de que el Señor estaba peleando por Israel!


Ante el avance de Barac, el Señor desbarató a Sísara a filo de espada, con todos sus carros y su ejército, a tal grado que Sísara saltó de su carro y huyó a pie.


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