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Ester 9:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

2 En todas las provincias del rey Asuero, los judíos se reunieron en sus respectivas ciudades para atacar a los que procuraban su ruina. Nadie podía combatirlos, porque el miedo a ellos se había apoderado de todos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Los judíos se reunieron en sus ciudades, en todas las provincias del rey Asuero, para descargar su mano sobre los que habían procurado su mal, y nadie los pudo resistir, porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Los judíos se reunieron en sus ciudades, en todas las provincias del rey, para atacar a todo el que intentara hacerles daño; pero nadie pudo hacerles frente porque todos les tenían miedo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 En todas las provincias del reino de Asuero, se reunieron los judíos en sus ciudades para castigar a los que les habían deseado el mal; nadie pudo oponerles resistencia porque todos los pueblos tenían miedo de los judíos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y en todas las provincias del rey Asuero los judíos se congregaron en sus ciudades para echar mano a los que habían procurado su desgracia, y nadie pudo resistirlos, porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Se reunieron los judíos en sus ciudades, en todas las provincias del rey Asuero, para poner la mano sobre quienes buscaban su desgracia; y nadie les opuso resistencia, porque el terror hacia ellos invadió a todos los pueblos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Los judíos se reunieron en sus ciudades en todas las provincias del rey Asuero, para echar mano sobre los que habían procurado su mal; y nadie pudo contra ellos, porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos.

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Ester 9:2
12 Referencias Cruzadas  

Cuando partieron, nadie persiguió a la familia de Jacob, porque un terror divino se apoderó de las ciudades vecinas.


El edicto del rey facultaba a los judíos de cada ciudad a reunirse y defenderse, a exterminar, matar y aniquilar a cualquier fuerza armada de otro pueblo o provincia que los atacara a ellos o a sus mujeres y niños; también a apoderarse de los bienes de sus enemigos.


En cada provincia y ciudad adonde llegaban el edicto y la orden del rey había alegría y regocijo entre los judíos, con banquetes y festejos. Y muchas personas de otros pueblos se hicieron judíos por miedo a ellos.


que eran los diez hijos de Amán, hijo de Hamedata, el enemigo de los judíos. Pero no se apoderaron de sus bienes.


Que perezcan humillados mis acusadores; que se cubran de deshonra y de vergüenza los que buscan mi ruina.


Todo el día repetirá mi lengua la historia de tus justas acciones, pues quienes buscaban mi mal han quedado confundidos y avergonzados.


»En toda nación donde pongas el pie haré que tus enemigos te tengan miedo, se turben y huyan de ti.


¡Alcen el grito de guerra, pueblos, pues serán derrotados! ¡Escuchen, tierras distantes! ¡Prepárense para la guerra, pues serán destrozadas! ¡Prepárense para la guerra, pues serán destrozadas!


Pero Sijón, rey de Hesbón, se negó a dejarnos pasar por allí, porque el Señor nuestro Dios había puesto obstinación en su espíritu y lo había puesto terco, para hacerlo súbdito nuestro, como lo es hasta hoy.


porque el Señor endureció el corazón de los enemigos para que entablaran guerra con Israel. Así serían exterminados sin compasión alguna, como el Señor había ordenado a Moisés.


y dijo: —Yo sé que el Señor les ha dado esta tierra y por eso un gran terror ante ustedes ha caído sobre nosotros; todos los habitantes del país han perdido el ánimo a causa de ustedes.


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