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Eclesiastés 2:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

11 Luego observé todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas. Vi que todo era vanidad, un correr tras el viento, y que no había provecho bajo el sol.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

11 Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 pero al observar todo lo que había logrado con tanto esfuerzo, vi que nada tenía sentido; era como perseguir el viento. No había absolutamente nada que valiera la pena en ninguna parte.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Luego, reflexioné en todas las obras que había emprendido y en todas las molestias que me había costado su realización. Pues bien, no se retiene nada, se corre tras el viento; ¡no hay nada que ganar bajo el sol!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Luego, consideré todas las obras que habían hecho mis manos, y el duro trabajo con que me había afanado en hacerlas, ¡y he aquí todo era vanidad y correr tras el viento! No había provecho alguno debajo del sol.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Luego he reflexionado sobre todas las obras que hicieron mis manos y las fatigas que en ellas había puesto, y veo que todo es vanidad y atrapar viento: no existe provecho bajo el sol.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Miré luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.

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Eclesiastés 2:11
13 Referencias Cruzadas  

Dios miró todo lo que había hecho y consideró que era muy bueno. Vino la noche y llegó la mañana: ese fue el sexto día.


Recuerda cuán efímera es mi vida. Al fin y al cabo, ¿para qué creaste a los mortales?


Moisés, por su parte, inspeccionó la obra y, al ver que la habían hecho tal y como el Señor se lo había ordenado, los bendijo.


Y he observado todo cuanto se hace bajo el sol y todo ello es vanidad, ¡es correr tras el viento!


Me he dedicado de lleno a la comprensión de la sabiduría, y hasta conozco la necedad y la insensatez. ¡Pero aun esto es querer alcanzar el viento!


¿Qué provecho saca la gente de tanto afanarse bajo el sol?


¿Qué provecho saca el trabajador de tanto afanarse?


Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es vanidad!


Esto es una terrible desgracia: tal como viene el hombre, así se va. ¿Y de qué le sirve afanarse tanto en busca del viento?


¿Acaso no ha determinado el Señor de los Ejércitos que el trabajo de los pueblos sea solo leña para el fuego y las naciones se fatiguen por nada?


Es cierto que con la verdadera religión se obtienen grandes ganancias, pero solo si uno está satisfecho con lo que tiene.


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