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Cantares 6:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

9 pero una sola es preciosa, paloma mía, la hija consentida de su madre, la favorita de quien le dio la vida. Las doncellas la ven y la bendicen; las reinas y las concubinas la alaban.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

9 Mas una es la paloma mía, la perfecta mía; Es la única de su madre, La escogida de la que la dio a luz. La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada; Las reinas y las concubinas, y la alabaron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 yo todavía elegiría a mi paloma, a mi mujer perfecta, la favorita de su madre, muy amada por quien la dio a luz. Las jóvenes la ven y la alaban; hasta las reinas y las concubinas del palacio le entonan alabanzas:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 pero una sola es mi paloma, mi toda perfecta. Ella es la hija única de su madre, la preferida de la que la engendró. Las jóvenes que la ven la felicitan, reinas y concubinas la alaban.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Una sola es mi paloma, la perfecta mía, Una sola, predilecta de su madre. Las doncellas la vieron, Y la llamaron bienaventurada, La alabaron las reinas y las concubinas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Pero una es mi paloma, mi perfecta, la única de su madre, la preferida de la que la alumbró. Al verla, las doncellas la agasajan, las reinas y las esposas la celebran.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Mas una es la paloma mía, la perfecta mía; Es la única de su madre, la preferida de la que la engendró. La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada; las reinas y las concubinas, y la alabaron.

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Cantares 6:9
14 Referencias Cruzadas  

Lea volvió a exclamar: «¡Qué feliz soy! Las mujeres me dirán que soy feliz». Por eso lo llamó Aser.


Tuvo setecientas esposas que eran princesas y trescientas concubinas; todas estas mujeres hicieron que se desviara su corazón.


Entonces nuestra boca se llenó de risas; nuestra lengua, de canciones jubilosas. Hasta los otros pueblos decían: «El Señor ha hecho grandes cosas por ellos».


Entre tus damas de honor se cuentan princesas; a tu derecha se halla la novia real luciendo el oro de Ofir.


Paloma mía, que te escondes en las grietas de las rocas, en las hendiduras de las montañas, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz; pues tu voz es placentera y hermoso tu semblante.


Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Y oí una voz! ¡Mi amado estaba a la puerta! «Hermana, amada mía; preciosa paloma mía, ¡déjame entrar! Mi cabeza está empapada de rocío; la humedad de la noche corre por mi pelo».


Desde la cima de las peñas lo veo; desde las colinas lo contemplo: es un pueblo que vive apartado, que no se cuenta entre las naciones.


Pero la Jerusalén celestial es libre y esa es nuestra madre.


¡Dichoso eres Israel! ¿Quién como tú, pueblo rescatado por el Señor? Él es tu escudo y tu ayuda; él es tu espada victoriosa. Tus enemigos se doblegarán ante ti; sus espaldas te servirán de tapete».


el día en que venga para ser glorificado por su pueblo santo y admirado por todos los que hayan creído, entre los cuales están ustedes porque creyeron el testimonio que dimos.


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