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2 Samuel 12:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

20 Entonces David se levantó del suelo y enseguida se bañó y se perfumó; luego se cambió de ropas y fue a la casa del Señor para adorar. Después regresó al palacio, pidió que le sirvieran alimentos y comió.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

20 Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 De inmediato David se levantó del suelo, se lavó, se puso lociones y se cambió de ropa. Luego fue al tabernáculo a adorar al Señor y después volvió al palacio donde le sirvieron comida y comió.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Entonces David se levantó, se bañó, se perfumó y se cambió de ropa. Entró en la Casa de Yavé donde se postró; luego regresó a su casa y pidió que le sirvieran algo y comió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y cambió sus ropas, y entrando en la Casa de YHVH, se postró. Luego fue a su casa, y cuando pidió, le pusieron comida delante y comió.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se perfumó y mudó sus ropas. Luego entró en la casa de Yahveh, donde se postró en oración. Vuelto a su casa, pidió que le sirvieran de comer, y comió.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Entonces David se levantó de tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová y adoró. Y después vino a su casa, y cuando pidió, pusieron pan delante de él, y comió.

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2 Samuel 12:20
20 Referencias Cruzadas  

Pero David, al ver que sus oficiales estaban cuchicheando, se dio cuenta de lo que había pasado y preguntó: —¿Ha muerto el niño? —Sí, ya ha muerto —respondieron.


—¿Qué forma de actuar es esta? —preguntaron sus oficiales—. Cuando el niño estaba vivo, usted ayunaba y lloraba; pero ahora que se ha muerto, ¡usted se levanta y se pone a comer!


Por eso mandó traer a una mujer muy astuta, la cual vivía en Tecoa, y dijo: —Quiero que te vistas de luto y que no te eches perfume, sino que finjas estar de duelo, como si llevaras mucho tiempo llorando la muerte de alguien.


También Mefiboset, el nieto de Saúl, salió a recibir al rey. No se había lavado los pies ni la ropa, ni se había recortado el bigote, desde el día en que el rey tuvo que irse hasta que regresó sano y salvo.


El arca del Señor fue llevada a la tienda que David había preparado. Allí la instalaron, y luego David ofreció holocaustos y sacrificios de comunión en presencia del Señor.


Luego el rey David se presentó ante el Señor y dijo: «Señor y Dios, ¿quién soy yo y qué es mi familia para que me hayas hecho llegar tan lejos?


Al llegar a este punto, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la cabeza y se dejó caer al suelo en actitud de adoración.


Job respondió: —Mujer, hablas como una necia. Si de Dios sabemos recibir lo bueno, ¿no sabremos recibir también lo malo? A pesar de todo esto, Job no pecó ni de palabra.


Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre.


El Señor es compasivo y misericordioso, lento para la ira y grande en amor.


He guardado silencio; no he abierto la boca, pues tú eres quien actúa.


¡Vengan, postrémonos reverentes! Doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor!


No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal.


Que sean siempre tus vestidos blancos y que no falte nunca el perfume en tu cabeza.


Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara


Tú no me ungiste la cabeza con aceite, pero ella me ungió los pies con perfume.


Báñate, perfúmate y ponte tu mejor ropa. Baja luego al lugar donde se limpia el trigo, pero no dejes que él se dé cuenta de que estás allí hasta que haya terminado de comer y beber.


Pero te ruego que perdones mi pecado y que regreses conmigo para que yo adore al Señor.


Samuel regresó con él, y Saúl adoró al Señor.


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